Eran las 5:00 de la mañana del 19 de noviembre del 2000, cuando el entonces mandatario le comunicó vía telefónica a su primer ministro Federico Salas, su intención de renunciar a la máxima investidura del Perú.

Federico Salas señala que no trató de convencerlo. Como se sabe, Alberto Fujimori había salido del país para asistir a la Cumbre APEC, en Brunéi. Luego debía dirigirse a Panamá para otro evento, pero decidió quedarse en Tokio (Japón).

“El presidente Alberto Fujimori me dice: ‘Ya no regreso al Perú, pero voy a mandar mi carta de renuncia al . Le voy a enviar a usted el fax correspondiente de lo que va a ser esta carta y le pido a usted no hable’”, señaló Federico Salas.

Sin embargo, Federico Salas habló. “Él me pidió callar y yo no cumplí. Debo decir que, desde el momento en que renunció, él dejaba de ser el Presidente del Perú y, por lo tanto, yo tenía que actuar como la única autoridad. No creí conveniente callarme la boca”, cuenta el exprimer ministro.

Horas más tarde, en una radioemisora local, Federico Salas aparecía, fax en mano, para informar sobre la dimisión. Lo que vino después es historia conocida.

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