Además de soportar las torturas en los campos de concentración nazi, los prisioneros británicos también se mataban y se comían entre ellos, una suerte de canibalismo. (Foto: Agencias)
"El canibalismo se extendía", el desgarrador testimonio de un sobreviviente en un campo de concentración nazi [FOTOS] - 1

Los británicos encerrados en campos de concentración soportaron torturas por parte de la policía secreta del régimen de (Gestapo) e hicieron frente a un “extendido canibalismo” entre los prisioneros, según unos documentos escondidos cinco décadas.

Los Archivos Nacionales del Reino Unido publicaron 900 solicitudes para recibir ayuda económica que las víctimas británicas de la persecución nazi hicieron llegar al Gobierno del país durante la década de 1960.

Uno de los documentos más llamativos es el Harold Le Druillenec, el único superviviente británico del campo de concentración de Bergen-Belsen, en Baja Sajonia (Alemania), que narró en su petición los horrores que vivió durante los diez meses que pasó bajo el régimen nazi.

“La ley de la jungla reinaba entre los prisioneros: por la noche o matabas o te mataban y por el día el canibalismo se extendía”, explicó.

Según sus notas, en Belsen “no había comida, ni agua, y dormir era imposible”, mientras que en el campo de Banter Weg (Hamburgo), donde también pasó un tiempo, “la tortura y el castigo” por medio de “golpes, ahogamientos y crucifixiones” era lo normal a todas horas.

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En su solicitud remarcó que sus experiencias lo dejaron “débil” y afectaron a sus pulmones y a su corazón, a lo que el Gobierno británico reaccionó con una compensación de 1.853 libras, cerca de 30 mil hoy en día (38 mil euros).

En 1964 la República Federal de Alemania se comprometió a compensar al Reino Unido con un millón de libras, lo que actualmente serían 17 millones (21 millones de euros), que el país debía destinar a todos los británicos que sufrieron la persecución del nazismo.

De las 4 mil personas que pidieron la ayuda, tan solo 1.015 fueron beneficiadas por el Ministerio de Relaciones Exteriores, que las repartía según el tiempo pasado en un campo de concentración nazi (un mínimo de tres meses) y el grado de discapacidad.

Una de las afectadas que no consiguió una compensación económica fue la austríaca de origen Johanna Hill, quien perdió toda posibilidad de ser madre debido a las palizas de la Gestapo, por haber estado en prisión nazi solo un mes y medio.

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Uno de los supervivientes que escapó del campo nazi de Stalag Lutf III en 1944, Bertram “Jimmy” James, vio como su petición por haber estado encerrado en el campo de Sachsenhausen (Brandeburgo) era denegada por no haber llegado a padecer “los tratamientos inhumanos y degradantes” propios de un campo de concentración.

Para el Gobierno británico que estudió el caso, las condiciones de Sachsenhausen “no eran de ninguna manera comparables” a las de otras campos.

Finalmente, después de que en 1968 se decidiera que las víctimas británicas de este campo de concentración nazi también debían ser compensadas económicamente, James percibió 1.192 libras, unas 18.500 libras de hoy (23.000 euros).

Está previsto que para la primavera de 2017 vean la luz alrededor de otras 3 mil peticiones.

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