Diego Trelles Paz bajo el lente de Mario Colán. (Fotos: Mario Colán)
Diego Trelles Paz bajo el lente de Mario Colán. (Fotos: Mario Colán)

Por: Juan Mauricio Muñoz
Radicado en Francia desde hace unos años; especialista de la obra de Roberto Bolaño; con varios libros publicados-tanto en castellano como en francés-conversamos con Diego Trelles Paz, autor de las premiadas ‘Bioy’ y ‘La procesión infinita’, sobre la literatura y la crítica peruana, la Feria Internacional del Libro de Lima (FIL) y Mario Vargas Llosa, entre otros temas.

Cuéntame sobre los estímulos económicos que recibiste en Francia.
En Francia fue el mejor año para mí. Se publicó ‘Bioy’ en francés, y fue mi prueba de iniciación: entender cómo funcionaba la lógica del tercer mercado mundial del libro. Cuando publiqué ‘La procesión infinita’, logré algunas cosas: presentar mi obra en la Casa de la Poesía, un lugar exclusivo donde van los escritores más consagrados. Postulé a la Beca del Centro Nacional del Libro de Francia y gané un buen premio económico que me permite escribir tranquilamente por un año.

¿Estás escribiendo alguna nueva novela?
Sí, la beca me la dieron para escribir la tercera parte de la trilogía sobre la violencia política y es lo que estoy haciendo. Los libros merecen una época de maduración. Si tienes un buen éxito, lo peor que puedes hacer es apresurarte y extender esa estela. Cuando publiqué ‘Bioy’ me preguntaban mucho cuando salía ‘Bioy 2’ como si fuera una saga de Hollywood. Rechazo esa idea. Mientras uno tenga la fortaleza, las ganas, el vuelo, siempre se debe apuntar a escribir novelas que lo dejen medianamente satisfecho. Le huyo a la medianía. No digo que todas mis novelas hayan sido buenísimas, pero me han dejado tranquilo y eso suele ser lo más difícil en la escritura. 

Un perfeccionista.
Un obsesivo. La escritura la comparo con la labor del artesano que está tallando. Debería ser una suerte de idea para los nuevos escritores.

¿Cómo es tu proceso de escritura?
Por proyectos. Vargas Llosa es disciplinado, es el escritor casi oficinista, yo no puedo hacer eso. No me saldría como quiero. Mi vida siempre ha sido desordenada antes y después de la escritura aunque he logrado escribir bastante.

¿No te gustan los escritores que publican año tras año?
Me gustan los escritores que se dan tiempo en publicar, pero creo que es bueno descansar los manuscritos cuando se cree que ya se ha terminado. Todos los escritores deben ser insatisfechos por naturaleza. La novela no es solo sentarse a escribir, implica arquitectura, tono, música, personajes, mapa, plano, etcétera, por ejemplo, siempre llevo cuadernos de bitácora para escribir. Me preocupa cuando un escritor joven no se da entero para escribir la mejor novela que pueda. A veces siento que falta ambición y sobra corrección

¿Te molesta que la crítica peruana muchas veces no te tome en cuenta como narrador?
A veces he tenido que luchar para que se me entreviste en algunos medios. Mi hipótesis es que mi posición política podría tener una injerencia en el hecho de que no se me dé mucho espacio. No es fácil llegar a una editorial como Anagrama. Creo que ahora soy el único peruano en ella. Mi novela 'La procesión infinita' quedó finalista de un premio muy exigente como el Herralde y el único crítico actualmente pagado por la prensa nacional, simplemente la ignoró. No es bueno que una sola persona que comenta libros en la prensa escrita acumule tanto poder. No es bueno para la salud y la democracia de una escena tan pequeña e intensa como la peruana. 

'Bioy' (Premio de novela Francisco Casavella y finalista del Premio Rómulo Gallegos) y 'La procesión infinita' (finalista del Premio Herrald)
'Bioy' (Premio de novela Francisco Casavella y finalista del Premio Rómulo Gallegos) y 'La procesión infinita' (finalista del Premio Herrald)

¿Y tu labor como ensayista?
Yo estudié cine y periodismo en la Universidad de Lima. En Estados Unidos estudié maestría y doctorado en Literatura. Desde niño quise ser escritor pero en Perú hasta ahora no hay bachiller de escritura creativa, solo maestrías. Mi tesis de doctorado es sobre la novela policial que transformé para el Premio Copé. Escribo ensayos, sin embargo, más me dedico a la ficción.

¿Quién es Roberto Bolaño para Diego Trelles?
Leí a Bolaño en 1999, un año después que publicó ‘Los detectives salvajes’, recomendado por mi amigo Oscar Malca. Fue un cambio radical y venturoso como escritor porque ocurre que Bolaño tiene este efecto contagiante y en los escritores más jóvenes, impulsa a escribir, genera esta necesidad de imitar, una suerte de complicidad. Bolaño fue la respuesta a los huérfanos que buscábamos un estilo propio. La influencia siempre fue el ‘boom’. La pregunta era: cómo nos apartamos, cómo nos desviamos de esa ruta que ensombrecía la propia y Bolaño servía como una válvula de escape, él escribe sobre autores perdidos, negados por el canon que eran valiosísimos. Tiene ese impulso rebelde de enfrentarse a estos monstruos del ‘boom’. Es el mejor escritor de habla hispana de los últimos treinta años. Además, tiene una voz tan poderosa que es imitable y se nota en varios escritores que no voy a nombrar. ‘Los Detectives Salvajes’ es un carta de amor a su generación que se perdió.

¿‘2666’?
Una novela testamento. No solo es Bolaño, es el bagaje estético literario que trajo. Mi labor como escritor fue combatirlo como influencia, aunque en ‘El círculo de los escritores asesinos’ se nota ligeramente, en las otras novelas me desmarco.

¿Qué escritores y escritoras peruanos te gustan?
Me encanta que Ulises Gutiérrez Llontoy haya publicado otra novela. Christian Reynoso, también. Luis Hernán Castañeda tiene una carrera como escritor muy interesante, una prosa de una musicalidad y rigurosidad innata. Me he dado cuenta que hay pocas novelistas peruanas: Karina Pacheco, Christiane Félip Vidal o Julia Wong. La mayoría son cuentistas o poetas, pero no hay muchas novelistas, aunque tal vez me equivoco, porque son sui géneris. Antes estaban Pilar Dughi o Laura Riesco.

¿Te extraña que no hayan novelistas peruanas contemporáneas?
Sí, porque en otros países de Latinoamérica hay bastantes novelistas como Alejandra Costamagna o Lina Meruane. Ojo, no es una crítica, pensé esto porque en Francia me pregunté qué escritoras peruanas fueron traducidas al francés y no hay ninguna novelista, solo está la poeta Blanca Varela, considerando que en Francia no publican muchos cuentos.

En la mesa de inauguración de la FIL no hubo ninguna mujer.
Me pareció un error. Veníamos de lo ocurrido en la Bienal Vargas Llosa que generó esta carta que yo firmé. Me parece desastroso que venga J.J. Armas Marcelo, presidente de la Bienal, a tratar a los escritores peruanos como si fuera el dueño del rancho. Me sorprendió por el nivel y la violencia del lenguaje que emplea. Es vergonzoso que desnude la idea que hay escritores peruanos que deben favores, que tienen que dejar de pensar críticamente porque están comprometidos con otros. Es un ajuste de cuentas. Si firmaste la carta, disparo como si fuera un alguacil. Fue muy prepotente, pero hubo gente que respondió. Lo que debió hacer la FIL es cuidar que no veamos este espectáculo de nueve varones blancos, no es que no tengamos autoridades femeninas, tenemos a la directora de la Casa de la Literatura (Milagros Saldarriaga Feijóo) y a la directora de la Biblioteca Nacional (María Emma Mannarelli). Este es un reclamo justo y permanente de las escritoras. No es que la organización de la FIL y la Cámara Peruana del Libro (CPL) no hagan una selección paritaria, hubo más mujeres en esta FIL. Finalmente, la CPL pidió disculpas, ojalá que sea la última vez.

¿Fuiste a la FIL?
Fui una vez para presentar la antología de los ganadores del Premio Copé. Fue la única mesa en la que participé.

¿Qué te pareció que se celebre a Mario Vargas Llosa en la FIL?
Me parece bien que se le celebre. El malentendido es pensar que el terrible pensamiento de Vargas Llosa no puede ser tocado por su intachable carrera literaria. En una de las mesas programadas en las que participó el Premio Nobel se discutió sobre el futuro político de América Latina y creo que hubiera sido importante conversar y discutir políticamente con él. No se debe conversar solo con el que te aplaude. Eso no sirve de nada. Lo peor que podemos tener son escritores adulones. Tengo un gran respeto literario por Vargas Llosa, pero políticamente no me siento identificado con casi nada de lo que defiende, ¿por qué no invitar a pensadores peruanos que también pensaran diferente? Me da la impresión que todas las mesas de la FIL estuvieron conformadas por gente que piensa como él.

La versión frances de 'Bioy'. (Foto: Difusión)
La versión frances de 'Bioy'. (Foto: Difusión)

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