Por: Miguel Ramírez

La semana pasada, los medios de comunicación más importantes del país (entre ellos Trome) recibieron un insólito fallo judicial: un juez ordenó que borraran de sus páginas web todas las informaciones periodísticas relacionadas a Miguel Arévalo Ramírez (conocido como ‘Eteco’) con el mundo del narcotráfico. La orden debía cumplirse en un plazo de tres días.

Se trataba del magistrado Gilberto Cáceres, titular del juzgado mixto de Tocache, un lugar de la selva que en los años ochenta fue el corazón del . Allí -¡oh coincidencia!- nació y creció ‘Eteco’ y hasta hoy es amo y señor de esa ciudad.

Para más señas de su influencia, el alcalde de Tocache es su tío, quien públicamente admitió en una entrevista haber traficado droga y actualmente es investigado por el asesinato de un fiscal antidrogas.

Como debía ser, todos los medios reaccionaron ante la inaudita resolución judicial. Horas después, el magistrado declaró nulo su requerimiento, argumentando que se trató de un ‘error material’.

Pocos saben que en su demanda judicial contra los medios, Miguel Arévalo acusa a este humilde columnista de ser el causante de todos sus males. Sostiene que, a partir de una publicación que hice el año 2006, cuando era periodista de la Unidad de Investigación del diario ‘El Comercio’, empezaron todas las acusaciones en su contra.

No es cierto lo que afirma Arévalo. Nosotros cumplimos con nuestra labor de informar. En aquel reportaje revelamos que su nombre aparecía en una lista de narcotraficantes, que cada año elaboran todas las entidades peruanas antinarcóticos y la oficina de la DEA en Lima.

Para hacer esa relación, las autoridades se reúnen durante varios días en un sitio cuya ubicación es casi un secreto de Estado. Allí intercambian información de fuentes abiertas y de inteligencia de los blancos que están en sus radares de investigación y seguimiento. Al finalizar las sesiones redactan los nombres con su debida importancia, jerarquía y prioridad.

En aquel entonces logramos obtener ese documento y una información de inteligencia que detallaba el historial personal de Arévalo, desde que nació en una humilde vivienda en Tocache hasta su exorbitante crecimiento económico que lo llevó a radicar en Estados Unidos.

De acuerdo con el documento, ‘Eteco’ era dueño de la compañía aérea Atlantic Airlines, que cubría rutas en varios países de Centroamérica. Antes de publicar su historia, fuimos a Miami a entrevistarlo. Acordamos la cita, pero nunca se apareció. Lo reemplazó su abogado Guillermo Lara, quien negó los cargos.

El nombre de ‘Eteco’ saltó otra vez a la luz en la última campaña electoral, cuando el portal de investigación ‘Ojo Público’ reveló que la DEA lo investigaba junto con Joaquín y Fidel Ramírez, los principales financistas de la excandidata presidencial Keiko Fujimori.

Las autoridades, como el juez de Tocache, deben saber que la prensa no se dejará silenciar. Nos vemos el otro martes.

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