, más conocido como R.A.G. Gamio, ha escrito ‘Teresa’, una novela acerca de la reconciliación, el amor y que los diferentes tintes políticos - seas de izquierda o derecha - en algún momento pueden sentarse a dialogar.

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‘Teresa’ es acerca de la reconciliación. ¿Hasta dónde puede llegar el ser humano para mostrar el lado más amplio, como es el caso de Arturo ayudando a Teresa?

Considero que muchas veces hay países que han tenido un pasado torrentoso, con bastantes heridas y sangre y han podido salir adelante. Un ejemplo es Alemania, el mundo nunca les va a hacer olvidar de los nazis, pero eso no los detuvo; como país aceptaron el tema de que cometieron el error y siguieron adelante pidiendo disculpas y reconciliándose con el pueblo. Yo creo que Perú, en ese sentido, aún es un poco inmaduro emocionalmente, aún la herida está muy abierta. Hasta ahora tenemos muchas personas que no están reconciliados con el tema de la Guerra del Pacífico. El peruano es muy apasionado a sus heridas y emociones. El libro lo que intenta hacer es que tenemos la necesidad de ser felices sea la vertiente política en la que creamos. Si te das cuenta, ‘Teresa’ es una niña practicante religiosa católica caminando por los andes con un exguerrillero comunista. Es diametralmente opuesto, pero ahí lo primordial es ayudar al prójimo.

Jean Pierre, el personaje francés, es alguien muy poco común: un militar izquierdista que quiere ser cristiano. Si lo analizamos, parece la sociedad peruana. ¿Cómo planteaste este personaje?

Esta novela es emocional. Me baso en el papá de un amigo. No era religioso como el personaje de Jean Pierre, pero tiene similitudes. Yo tengo en mi cabeza, hasta el momento, ocho novelas que no están interconectadas, pero se hacen guiños. Esta novela comparada con las demás es más religiosa, la cual se ve muy reflejada en Teresa. Quería plantear que hay varias formas de vivir una fe, así como hay varias posturas políticas. En el viaje de Arturo y Teresa hay varios tipos de cristianos y uno de estos es Jean Pierre, el francés, un cristiano individual que no necesita una comunidad o un grupo religioso y, aun así, es fiel a sus ideales. Con Jean Pierre quise demostrar que no todos los que están en una religión o postura política piensa de la misma manera. La novela quiere trascender etiquetas.

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Al final, Jean Pierre también es un ser humano.

Efectivamente. Tenemos en ‘Teresa’ una dictadura que intenta encajonar una nación en un ideal, cuando una nación es una pluralidad de ideales.

El personaje de Arturo tiene un símil con la historia peruana, con un terrorista de Sendero Luminoso o el MRTA.

Sí, recuerdo que muchos lectores me preguntaban por Arturo, un exguerrillero de esta dictadura que lucha por un ideal comunista, llega al poder y se da cuenta que es la misma cosa. Se supone que peleaban por un dictador capitalista que oprimía al pueblo y, al final, ellos hacen lo mismo. Entonces, Arturo pensó que la salida no era ni la política ni el fusil.

No le quitas las ideas de izquierda a Arturo. En algún momento del libro escribes que la ‘religión es el opio del pueblo’.

Hay un cambio en Arturo y Teresa es el centro de esto, es auténtica. Muchos lectores también me han dicho que sentían mucha empatía por él. Te impresiona más cuando lo comparas al Perú.

Teresa es una vía de reconciliación con Arturo.

Arturo logra ese momento de equilibrio donde hace las paces con su religión, consigo mismo.

Hay esperanza, como se dice.

Para los griegos, la esperanza era una maldición. Yo creo que Teresa, quien es el personaje principal, nos ayuda a recordar que todos fuimos niños. Es ella quien coge de la mano a todas las posturas y las sienta a la mesa a jugar juntos. En un principio, Arturo es reacio con ella, pero también Teresa le debate varias cosas. Hay una crítica: todo es Dios, todo es religión y, actualmente, ahora dicen que todo es político. Hay una tendencia del ser humano de querer encajar todo. Ese es el gran problema de nuestra nación en este momento, es bipolar.

¿Por qué crees que no se da la reconciliación? Que la izquierda y derecha puedan hablar en algún momento. Yo siento que eso es Teresa: intenta unir las tendencias políticas.

El problema no es la realidad sino como la percibes. La derecha quiere preservar el status quo, la tradición; la izquierda quiere cambios, avanzar, mejorar. No se contradicen, porque la derecha considera que hay que mantener las cosas ganadas, pero hay que moverse, y allí es donde se debe escuchar a la izquierda. Pero la izquierda también debe saber que para poder seguir avanzando es posible descansar. Allí creo que ambos deben dejar su orgullo. Esto hace que no veamos las cosas de manera objetiva. Las posturas políticas están en todos lados porque es una postura humana.

Esta es una crítica a la sociedad peruana.

Mucha gente considera que si piensas distinto te dicen ‘terruco’. Parte de la reconciliación es el arrepentimiento. Estas elecciones muestran que no hemos madurado mucho. Por un lado, tenemos la ultraderecha que dice que nos vamos al infierno por culpa del comunismo; y por el otro lado tienes al comunismo que no tienen la humildad de decir que hicieron mal las cosas. Vamos a encontrar esta reconciliación cuando dejemos de buscar la paz afuera, todo está interiormente. Cada uno es autónomo, es la vida de cada uno. En la sociedad peruana hay una falta de reconciliación personal enorme. Tratamos de ubicar las cosas que nos faltan. Está bien ser imperfecto, insatisfecho, porque somos así. Mucha gente se pone mal porque no sabe qué pasará con su vida. Hay que tener paz y saber que no somos invencibles. Hay que ser felices con lo que tengamos. Se pierde mucho tiempo pensando qué hubiera pasado si, lo importante es aprovechar las cosas buenas y malas. Lo que planteo en ‘Teresa’ puede haber sido un Perú mejor o peor; lo importante es que tenga personas que quieran amar y tengan lo bello. A pesar del odio se puede amar. El tema no es político, somos seres humanos y como tales podemos cometer errores. Es la postura política que te convence en el mejor momento. Hay un cambio de paradigmas, pero el error sigue permaneciendo. El problema es pensar que las cosas son de una sola forma, pero creo que no hay que caer en extremos.

Muchas personas no ven al ser humano como tal. No se sientan a debatir.

En la psicología, esas son formas de atajos para pensar más rápido que podría denominarlas etiquetas. Siempre es bueno filosofar un momento al día, es lo que he intentado hacer con esta novela: que el problema está en el fanatismo, en la radicalización de las cosas. Es tratar de recordar que no somos algo completo, que estamos en constante transformación y aprendizaje, y eso está bien. Hay que dejar de juzgarnos por completo. Simplemente seguir viviendo y aceptarnos como somos. Nunca hay que olvidar que se puede hablar. Ese es el mensaje de la obra. A pesar de la maldad aún hay bondad en el ser humano.

MÁS DATOS

Teresa, de R.A.G. Gamio, puedes encontrarla en las cadenas de librerías Crisol, El Virrey, Época, Sur, Libun y Communitas. Así como en la tienda virtual de la editorial independiente Apogeo: o le puedes escribir al mismo autor en su

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