¿La meditación, el tai chi o el pueden pueden ayudar a reducir el en una persona? Pues de acuerdo al sitio N+1,  estas prácticas no solo calman la mente: además, afectarían de forma positiva a nuestro ADN.

Un reciente estudio sostiene que estas actividades corporal-mentales atenúan la actividad de genes asociados con la inflamación, esencialmente revirtiendo el daño molecular causado por el estrés. Estas conclusiones fueron publicadas en Frontiers in Inmunology.

Es por eso que actividades como la meditación tienen cada vez más fama de proteger a quienes la practican contra enfermedades relacionadas al estrés, desde artritis hasta la demencia.

Pero pese a las evidencias de que estas prácticas pueden aliviar el estrés, hasta el momento no habían estudios científicos que reportaran beneficios en el estado físico de las personas.

Sin embargo, un equipo de neurocientíficos de la Universidad de Coventry, Reino Unido, realizó la primera revisión sistemática de todos los estudios que tenían que ver con lo relacionado al tema en mención. Se analizó 18 estudios incluyendo 846 participantes, trabajos desde el 2005 hasta el 2014, que se preguntaban si actividades como el tai chi, el yoga o la meditación afectaban la actividad genética de personas problemas como por ejemplo, el insomnio.

Y los resultados, pese a la profundidad y complejidad de los estudios, arrojaron un nuevo patrón. Los genes relacionados a la inflamación se volvieron menos activos en personas que practicaban actividades corporales y mentales. Aquellos genes controlados por una proteína clave que actúa como “prender/apagar” la inflamación, llamada NF-κB, pareció haber sido particularmente afectada, presentando una menor actividad.

¿Sabías que la inflamación es el primer nivel de defensa del cuerpo contra las infecciones y lesiones? Si la inflamación se mantiene activa en un plazo más de lo normal puede dañar al cuerpo. Esto puede provocar que el estrés psicológico aumente el riesgo de una persona de enfermarse.

En tanto, la inflamación crónica está fuertemente relacionada con desórdenes psiquiátricos, asma, artritis, enfermedades cardiovasculares, neurodegenerativas y algunos tipos de cáncer.

Los resultados de este estudio sugieren entonces que las actividades corporal-mentales podrían ayudar a reducir desórdenes relacionados a la inflamación, no solo psicológicos, sino también físicos. Sin embargo, todavía se necesitan más estudios para determinar en qué medida estos cambios mejoran la salud física.

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