POR: MIGUEL RAMÍREZ / Periodista de investigación

Los audios reveladores difundidos la semana pasada por el portal Epicentro TV —en donde se escucha a César Acuña digitar para su provecho político a la presidenta del Congreso, su partidaria Lady Camones— le han caído del cielo al presidente Pedro Castillo.

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Fiel a su estilo de dirigente radical de izquierda, mañoso y astuto, Castillo aprovecha la denuncia periodística para pretender encubrir las seis investigaciones por corrupción que tiene en su contra y que comprometen a sus familiares y miembros de su gabinete ministerial.

El domingo, envió a su premier Aníbal Torres a armar todo un show que supera a cualquier guion de la serie estadounidense ‘House Of Cards’. Acompañado de todos sus ministros, Torres la emprendió contra el Congreso, la Fiscalía y la Policía que investigan a su jefe, la Contraloría y la oposición, a las que acusó de no haber tomado ninguna medida contra Acuña y Camones.

La conferencia, que se realizó en el Palacio de Gobierno, se inició a las 8 de la noche, a la misma hora que empezaron los programas políticos, con la clara intención de distraer los nuevos destapes que involucran a Pedro Castillo en presuntos negocios ilícitos.

Parecía una escena surrealista. Torres ordenó hablar, uno por uno, a cinco de los ministros más radicales que, lejos de dedicarse a sus ministerios, defienden a rabiar la inocencia de Castillo, lo que también hicieron esa noche: Rosendo Serna, Félix Chero, Alejandro Salas, Roberto Sánchez y Betssy Chávez. Ellos eran los incólumes y los protagonistas de los audios los enemigos de la democracia.

Era como escuchar a un ladrón gritar “allá va el ladrón, agarren al ladrón”.

Torres y su gabinete la emprendieron contra la prensa independiente que ha destapado los negocios oscuros del Gobierno que hoy investiga el Ministerio Público. La acusó de prensa corrupta. Lo ocurrido en esa conferencia debe despertar la alerta de las instituciones que velan por la libertad de prensa.

El Gobierno invitó a varios medios desconocidos cuyos representantes, más que periodistas, eran activistas políticos a su favor. Aníbal Torres los llamó parte de la “prensa alternativa”. Una denominación que los presidentes izquierdistas electos democráticamente, y que luego se volvieron dictadores, así llamaban a los medios que los apoyaban y aceptaban sus tropelías. La función de los periodistas-activistas será enfrentarse verbalmente a los periodistas independientes, como ocurrió el domingo.

César Acuña ha recibido de su propia medicina. Su partido, Alianza Para el Progreso, salvó hasta en dos oportunidades a Castillo de la vacancia, so pretexto de “la gobernabilidad”. Su universidad, incluso, avaló la tesis trucha del mandatario.

Hoy, Castillo y sus ministros lo ponen como modelo e insignia de la corrupción.

Esta vez, el chotano ha sabido sacar provecho de los errores de sus opositores. No es de extrañar que se haya asegurado unos puntos más de aprobación. La oposición se la pone fácil. Nos vemos el otro martes.

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