Conmoción en por el caso del niño Felipe Romero. El presidente de Uruguay, Tabaré Vázquez, dijo esta semana que el asesinato de Felipe, de 10 años, a manos de su entrenador de fútbol, es "tremendamente lamentable" y "absolutamente incomprensible".

El niño, Felipe Romero, hijo del exfutbolista uruguayo Luis 'Lucho' Romero, quien jugó en el Peñarol y el Nacional de su país, entre otros, fue encontrado este sábado sin vida junto al cadáver de su entrenador, Fernando Sierra, ambos con un disparo en la sien. La Policía presupone que lo asesinó y luego se suicidó.

Según relató la madre del menor, Alexandra Pérez, que trabaja en la policía, al medio local Subrayado, Felipe era el niño que Sierra "siempre quiso tener como hijo", según le había dicho el entrenador a la madre, quien confiaba en él y al que su hijo veía con frecuencia desde hacía dos años.

"Y a su vez Felipe siempre me manifestó la necesidad de un padre. Yo soy madre soltera, el padre está ausente siempre, y se complementaron", relató. Pérez dijo que primero investigó a Sierra y se aseguró de que no tuviera antecedentes delictivos, y también con las madres de otros niños a los que entrenaba y veía, que le aseguraron que "era buena gente".

Los hechos se desataron cuando la psicóloga de Felipe le advirtió a la madre que había detectado un patrón de que "algo no estaba bien" con el niño y le pidió que no lo dejara solo con el entrenador, explicó Pérez. La madre informó a Sierra que el niño estaba en tratamiento psicológico y no podía verlo a solas el miércoles. El entrenador lo aceptó, pero al día siguiente apareció en el colegio y se secuestró al pequeño.

Felipe tenía comunicación con su entrenador por WhatsApp, y pasaba tiempo en la casa de él.

CASO ATÍPICO

Para el especialista en seguridad pública Robert Parrado "es un caso atípico para la realidad nacional". Aquí "hay una cercanía del agresor con el núcleo familiar, con la víctima, y tiene que ver probablemente con las historias de la persona involucrada, que fue llenando espacios", señala.

"La frustración que puede haberle generado (al asesino) un límite importante puesto por el adulto referente (la madre)", que el agresor no canalizó de manera adecuada, tal vez "lo llevó a pensar: 'es mío o no es de nadie'", hipotetiza el experto con tres décadas de trabajo en la Policía.

ABUSO SEXUAL

El médico forense que está al cargo del caso, Sergio Mozo, dijo al medio local Subrayado que había indicios de abuso sexual en el cuerpo del niño aunque no recientes pero agregó que aún no están los resultados definitivos.

Asimismo, Mozo comentó que el niño posiblemente fue sedado antes de su muerte porque no hay señales de forcejeo en su cuerpo.

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