¡Mi gente, mi sangre, mi barrio! Aquí, Luis y vengo más embalado que . Yo tengo hambre y ansias por contarles otra de mis historias que pasaron durante mi carrera. La semana pasada estuve recorriendo mi rico Chiclayo y me fui donde ‘Mi viejo Chávarry’, un huarique donde se come lo mejor de la comida del norte, sobre todo en pescados y mariscos.

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Mi viejo Chavarry fue reconocido y premiado por mismo en el 2012, reconocimiento Sabe a Perú, premio a la mejor sazón. Entonces, estamos hablando de palabras mayores, por si cabían dudas aún. Estando por esos lares volví a sentir el cariño de los hinchas en esta tierra tan querida y que por algo se llama la ‘Capital de la amistad’.

Me reconocen por mi paso por Juan Aurich con el que logramos el título del 2011. Ese logro es histórico y por eso me metí en el corazón de los chiclayanos.

DIEGO UMAÑA Y SU PLAN DE MULTAS

Me subí a un mototaxi para recordar mi época en la que me iba a entrenar al ‘Elías Aguirre’ y como siempre los mototaxistas llevan su para que los pasajeros se informen y se entretengan durante el viaje.

“Se acabó el recreo… llegó con mano dura al Barcelona”, titulaba una nota de Deportes. Leo más y dice que el nuevo técnico del ‘Barza’ pondrá reglas y multas a los tardones. En eso mi mente se remontó a esos maravillosos años con el ‘Ciclón’, era el capitán y también el tesorero del equipo. En mi función, debía cobrar las multas que se le ponía a determinado jugador por alguna indisciplina o llegar tarde al entrenamiento.

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Cuando el técnico Diego Umaña llegó a Chiclayo nos hizo firmar un documento en el cual uno renunciaba a ciertas cosas. Todos aceptamos la condición para poder luchar por el objetivo, que era el título y que finalmente logramos.

Una de las cosas que teníamos que cumplir día a día era que todos los jugadores debíamos pesarnos y mantener el peso ideal que todo cuerpo técnico ya tenía mapeado de cada uno. Y la firme que yo era bien estricto con el billete, nadie se me escapaba, la hacía mejor que ministro de Economía, que jefe de la .

EL ‘PANA’ TEJADA, EL MAYOR DEUDOR

Uno de los jugadores al que más le costó cumplir con mantener la línea fue Luis Tejada, mi pana, mi goleador. Por cada kilo de sobrepeso, la multa era de 200 dólares. ¡¡Alucinen, como para no caer en tentación con lo bien que se come en Chiclayo!!

Y mi ‘causita’ era de buen diente, cuchara brava. Además ¿quién podía resistirse a la rica comida norteña? En algún momento mi ‘Pana’ llegó a acumular una multa de tres mil ‘cocos’ y todo por esos kilitos de más.

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Tejada es de buen comer, pero adicionalmente por esos días tuvo un pequeño cortocircuito con la directiva por un tema de una deuda que hasta ese momento no le cumplían. Pagar 200 dólares es pasable, pero ¡¡3 mil!! Ya se siente y te duele el bolsillo. Y por más que haya sido mi sangre, yo como buen tesorero, tenía que hacer cumplir el reglamento.

No solo cobraba las faltas del ‘Pana’, también la de otros amigos y compañeros del club. Así que no podía hacerme el loco. Además, los que me conocen saben bien como soy de bravo y sobre todo con el billete. Las reglas son las reglas.

Eso es un acuerdo y se estila en el fútbol. Con el dinero de las multas acumuladas y que yo tenía en efectivo, hacíamos reuniones, almuerzos. De ese fondo se pagaba todo.

LAS APUESTAS DE EDWIN OVIEDO Y CÉSAR ACUÑA

Hasta que en mayo llegó el partido contra la César Vallejo en el estadio ‘Elías Aguirre’. Mi ‘Pana’ no encontró mejor forma de recuperar esos 3,000 dólares haciéndole un reto al técnico Umaña. Tejada era suplente y le dice al ‘Viejo’: “Entro y hago gol, con eso me devuelven todas las multas”. El técnico colombiano lo quedó mirando, pero aceptó.

Para que ustedes sepan, ese partido entre Juan Aurich y César Vallejo era un clásico. Tanto Edwin Oviedo como César Acuña apostaban un billete fuerte. Esa apuesta sí que era seria. Mucha candela. Estaba prohibido perder. Era como si apostaran los jeques de Manchester City y PSG. Y eso lo sabía el entrenador.

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El tiempo pasaba y el partido seguía 0-0. Y el empate era para la visita. En el banco de suplentes y en la tribuna estaban angustiados. En eso la hinchada comienza a pedir a nuestro goleador. Y sucedió.

Calienta el ‘Pana’, entra, la defensa rival se preocupa y en eso anota un gol. Fue una locura. Estalló el estadio, la banca y también Oviedo. Al final ganamos 2-0, el otro tanto lo hizo Renzo Sheput.

EL ‘PANA’ TEJADA PAGÓ CON GOLES

Al final del partido Umaña me dio la orden para devolverle los tres mil dólares de multa a Tejada. Yo lo hice sin preguntar más. Mi hermano tenía otra vez su billete y encima nos había hecho ganar el encuentro y un buen premio.

Así que en ‘one’ abrí la caja fuerte. Y es que los goles son amores y si billetera mata galán, esa vez goleador mató a billetera. Con un buen ‘9′ se ganan partidos y títulos. Nos vemos el próximo lunes con una nueva columna de mis memorias.

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