Su despedida era algo que se esperaba hace tiempo, las lesiones pudieron más que sus ganas de jugar, perose va tranquilo, en paz porque dio todo y regaló fútbol del bueno. La ‘Foquita cumplió con creces y su último bicampeonato con no se lo quita nadie. Con la también brilló y jugó un Mundial, algo al alcance de pocos.

En sus inicios, los incentivos que recibió el ‘diez de la calle’ fueron muy distintos a los que ganó en primera. En Municipal, cuando era niño, con las justas le daban el uniforme y alguna bebida el día del partido si es que había suerte. Recibir para los pasajes era imposible. Cuando pasó al Alianza la cosa mejoró un poco, pero tampoco era para reventar cohetes. Eso sí, los de días de partidos importantes aparecían los dirigentes que los chicos llamaban ‘padrinos’ y si el triunfo era de los blanquiazules luego de los choques todos hacían su cola para recibir un ‘cariño’ del benefactor.

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La categoría de la ‘Foquita’ era una de las mejores y empezó a pelear el campeonato. Conforme pasaban las fechas los partidos se hicieron más complicados, pero siempre el triunfo se quedaba con los pequeños potrillos. Para la recta final del torneo, hubo un directivo que quiso ser diferente a los ‘padrinos’ y cambió las propinas por un premio mejor: un celular.

En el Schalke 04 los premios ya fueron otra cosa.
En el Schalke 04 los premios ya fueron otra cosa.

Como el dirigente era accionista de una radio que tenía como cliente a una empresa de telefonía, siempre le llegaban los últimos modelos de teléfonos y decidió regalarlos al mejor jugador del equipo y al goleador. En un partido clave ante Cristal, el dirigente apareció con una bolsa y todos al verlo llegar ya sabían lo que había dentro.

Julio García dirigió en menores a Jefferson Farfán y Paolo Guerrero. (Foto: Difusión)
Julio García dirigió en menores a Jefferson Farfán y Paolo Guerrero. (Foto: Difusión)

El triunfo fue para los ‘íntimos’ y como no, el que se llevó todos los premios fue ‘Jeffry’. El pequeño delantero hizo tres goles, fue el mejor de la cancha, así que salió ganado con sus teléfonos. ¿Qué vas hacer con tantos celulares? Le preguntaron. Me quedo con uno y los otros los regalo a mi familia y mis compañeros respondió el crack que desde chico fue solidario con su gente y compañeros.

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Luego vinieron más partidos claves y casi siempre el premio fue para el diez que tranquilamente pudo poner una tienda de tantos teléfonos que se llevó. Sin embargo, luego un directivo entendió que los incentivos a los chicos estaban bien, pero había que terminar con eso. ¿La razón? Algunos muchachos por ganar el teléfono no daban pase a un compañero mejor posicionado y se habían vuelto egoístas y jugaban sólo por llevarse algo casa. Los incentivos cambiaron conforme los jugadores fueron subiendo de categoría y empezaron a llegar los primeros billetes de 20 cocos, pero seguro que a ‘Jeffry’ todavía recuerda cuando por un gol se ganaba un celular.

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