¡Mi gente! ¡Ustedes! Tras la charla que tuve con , me entrevistaron en (América TV) y acabé exhausto. Gracias por seguirme en esta aventura que no va a parar así me llamen Neymar y para entrevistarlos. Bueno, recibí varias llamadas de gente que me pedía que siga contando más historias de Juan Vargas. Se han matado de risa y quieren que le siga dando por traviesito y faltoso.

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La verdad es que el ‘Loquito’ sigue cumpliendo varias fechas de suspensión que le dio la Comisión de Disciplina de la Asociación Deportiva Luis Guadalupe (ADLG). El caso de Juan Manuel Vargas Risco ha sido derivado al TAS (Tribunal de Arbitraje) y, mientras sale el fallo, mi compadre permanece bloqueado en , y demás redes sociales.

A pesar de la avalancha de comentarios, me contuve. Decidí estar en plan relax, en paz interior y me puse a buscar algún clásico de cine y reposar el fin de semana. Por ahí aparecieron ‘Grease’, ‘Titanic’, ‘Gladiador’, ‘300’. En esas estaba cuando me encuentro con la afamada película , con Al Pacino. ‘Scarface’, esa misma, claro.

De inmediato, vino a mi mente una foto donde hace un tiempo el ‘Loco’ se creyó ‘Tony Montana’ y posó con un cuadro del protagonista del filme de Brian de Palma. En ese tiempo él jugaba en Fiorentina, donde existe la ‘Camorra’ y la ‘Cosa Nostra’, y creo que el hombre se alucinó.

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Repasé más ideas y no pude evitar caer en tentación. Yo quería darle un descansito a sus locuras, pero las ganas pudieron más. Me senté frente a la laptop y recordé otras anécdotas de Juan Manuel Vargas Risco.

JUANITO MONTANA

Siempre he creído que la otra pasión del ‘Loco’ ha sido la de ser actor. Hay varios futbolistas y exjugadores que llegaron a la pantalla grande. en ‘xXx reactivado’, Zidane en ‘Asterix’, Beckham en ‘El rey Arturo: la leyenda de Excalibur’, el clásico ‘Escape a la victoria’ con y Ardiles al lado de Sylvester Stallone o en ‘¡Qué linda es mi familia!’. Y Juan Vargas tiene pinta para hacerla. Talento no sé, pero ganas le sobran.

Un buen día vino de Italia y, siempre fiel a su estilo, seguía todo ‘palomilla’. Estábamos en su zona y él se alucinaba dueño del barrio. En eso se le sale el ‘Tony Montana’ que lleva escondido, saca una sarta de cuetes para reventar. “Este sigue siendo un chibolo”, pensé para mis adentros. Lo curioso vino después.

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Fue a su auto y sacó una pistola Mágnum automática y comenzó a hacer disparos al aire. Prendió los cuetes para disimular la bulla y él creía que estaba en una película, se reía a carcajadas, poco le faltó para ponerse un puro en la boca y hablar como cubano.

Soy sincero y les confieso que me puse blanco. Yo le tengo pavor a las armas, de solo verlas tiemblo más que una gelatina. Ya había entrado en crisis hace un tiempo atrás cuando en la concentración. Pero esa vez, con las balas al aire, me quedé helado.

“Juancito, no juegues así”, le alcancé a decir. Pero Juan se mataba de risa. En medio de mi confusión creo que le escuché decir: “¡Qué pasa chico! No tengas miedo que estás con el Loco Montana”. Hasta lo aluciné con dejo caribeño, vestido con terno blanco, corbata michi negra y cerquillo en la frente.

LOCO, RÁPIDO Y FURIOSO

En su paso por Europa, Juan Manuel se volvió metrosexual. Si ya estaba loco cuando vivía en Magdalena, donde lo recogía con sueño y legañoso para ir al entrenamiento de Universitario, imagínense cómo fue después. Se volvió más extravagante.

Un día lo vi con el cabello pintado de rubio cenizo y hasta ahí todo normal. Me invitó a subir a su camionetón de una marca reconocida y ahora le tocaba a él ser mi chofer y llevarme de paseo, así como lo hacía cuando mi compadre empezaba en Universitario.

“Ponte el cinturón, hay que respetar las reglas y ser precavidos”, me dijo con total naturalidad. Y estaba en lo correcto, es lo primero que hay que hacer. El ‘Loco’ arrancó y en menos de cinco segundos pisó el acelerador y estaba a casi 100 km por hora. ¡¡El hombre se alucinaba ‘Dominic Toretto’ y ‘Brian O’Connor’ juntos!! Íbamos por las calles de los distritos de Lima y él creía que estábamos en una película de ‘Rápidos y Furiosos’. Una cosa impresionante.

Yo iba agarrado bien fuerte del asiento, sudaba frío y no movía ni un dedo. Y el ‘Loco’ que se cag… de risa, como si corriera 30 km por hora. “Qué te pasa, Cuto, ¡te veo blanco!”, decía y se vacilaba.

Cada vez que parábamos por la luz roja, era un alivio y me volvía el alma al cuerpo. No veía la hora en llegar a nuestro destino. Hasta que por fin se estacionó. Me bajé del vehículo más tenso que antes de jugar un clásico. Con los años, Juan ha bajado las revoluciones, pero yo prometí no aceptar una nueva invitación para que me lleve en su camioneta. Así esté ‘aguja’, prefiero irme a casa caminando.

EL DÍA EN QUE JUAN ME ‘DISPARÓ’

Estaba sentado conversando con los amigos, luego de terminar la práctica en el estadio ‘Monumental’. Las charlas eran parte de lo cotidiano que hacíamos los jugadores de Universitario. Estaba totalmente distraído, distendido, relajado cuando de pronto un ‘disparo’ me movió las ideas, neuronas, ideas, todo. Un pelotazo en la cara me dejó movido. Me agarró frío, casi me tumba. Luego reaccioné y me transformé. Despertó la ‘Furia de Titanes’ y estaba dispuesto a comerme a quien sea. “¡Quién ha sido! ¡Quién ha sido, carajo!”, grité como loco.

Estaba totalmente poseído, más que la niña en la película ‘El exorcista’. Faltaba que la cabeza me dé vueltas y saltar al techo. Mis gritos y reclamos hicieron que todos se quedaran en silencio y se miraran la cara. Fueron minutos de alta tensión.

En eso la voz de José ‘Puma’ Carranza interrumpe y rompe el hielo. “¡Oe, negro maricón, he sido yo! ¿Algún problema?”, dijo mi capitán. Obviamente me di cuenta de que Carranza no había sido quien me tiró el pelotazo, solo quiso calmar las aguas.

APARECIÓ EL CULPABLE

Pero la tensión siguió. Los compañeros estaban pálidos. La rabia no se me pasó, más aún cuando lancé una advertencia: “En algún momento me voy a enterar… Ahí quiero ver a ese cobarde… Todos van a pagar las consecuencias…”, y me fui echando fuego a las duchas.

Después de que me bañé y el agua hizo su trabajo, me relajé, se me bajaron los caballos, el dolor y la furia habían escapado. En eso yo estaba de espaldas a la puerta y siento que alguien entra y con voz temblorosa me dice: “Cuto, yo fui el que te tiró el pelotazo. Te pido disculpas, la verdad no fue mi intención que te cayera la pelota en la cara”.

Era Juan Vargas. Me agarró en el momento propicio, calmado y lo perdoné. Lo abracé y le di una palmada en el hombro. Aquella vez me hice el loco y ni el VAR me hizo cambiar de opinión.

Pero hoy mi compadre está con tarjeta roja y seguiremos esperando el fallo que dictamine el TAS para ver si es admitido nuevamente en mis redes sociales. Como dije la semana pasada: Hay locos de nacimiento, hay locos atolondrados, otros se la dan de locos, pero Juan Manuel Vargas Risco ya se pasó de ‘Loco’.

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