Miguel Trauco: "Escucho música brasileña y tengo el jogo bonito".
Miguel Trauco: "Escucho música brasileña y tengo el jogo bonito".

Por: José 'Huachano' Lara

Muchos chicos sueñan con jugar en el extranjero. Entonces revisen la historia de . Vivir en Tarapoto y su escasez económica no fueron impedimento para destacar en el fútbol. Cuando arribó a Lima, en el 2003, sus maletas estaban llenas de ilusión. Hoy, en el 2016, están repletas de ropa, regalos, pelotas y ansias de gloria. Antes nadie lo conocía, ahora es imposible que pase inadvertido. El flamante jugador del poderoso Flamengo de Brasil nos brinda su última entrevista en el año.

¿Ya hablas portugués?

Más o menos. Escucho música brasileña de muy chiquito, pero no soy mucho de hablar, ese es el problema, ja, ja, ja.

Quién diría, de Tarapoto a Río de Janeiro...

Sí. Flamengo es un equipo grande y me voy con mucho optimismo. Voy a aprovechar al máximo la oportunidad. Creo que estoy dando los pasos correctos para el gran salto a Europa. Esa es mi meta, mi gran objetivo personal.

¿Cuánto influyó Paolo Guerrero en tu fichaje?

Mucho. Los dirigentes le preguntaron por mí y sus referencias tuvieron mucho peso para que se concrete mi pase. Estoy más que agradecido con él. Se lo he dicho personalmente cuando estuvimos en la selección.

¿Qué ‘armas’ llevas a Brasil?

El ‘jogo bonito’, lo digo con mucha humildad. Sé que tengo que trabajar mucho en el aspecto físico.

Roberto Carlos, Cafú, Carlos Alberto, Maicon... Te vas a un país donde han salido grandes laterales...

Es un reto más y no me corro. Me toca hablar en la cancha.

Sin duda, este 2016 fue tu año...

Será inolvidable, pude lograr mis objetivos. He recibido el premio de ‘Mejor jugador’, pero lo más importante es el cariño de la gente. Jugué en Universitario, llegué a la selección, ahora al Flamengo de Brasil. Eso lo dice todo.

¿Y cómo nace la influencia del fútbol brasileño?

En Tarapoto escuchaba su música y la combinación me gustó mucho para poner el nombre a mi hijo Thiago Luam. Esa influencia la tengo para la pelotita.

¿A qué jugadores admiras?

En mi posición, al español Jordi Alba y al brasileño Marcelo. Me gusta su proyección, salida y tienen mucha técnica. Son buenos espejos a seguir.

Apenas tienes 24 años y tienes un hijo grandote...

Sí, a los 18 años nomás. Pero eso me hizo ser más responsable, maduro y mi señora Karla siempre me apoyó en las buenas y malas.

¿Cuánto te costó llegar a este momento?

He tenido suerte. Apenas acabé la primaria en Tarapoto, llegué a Lima a probarme en un equipo. Cuando me iba a regresar a mi tierra, Baltazar Asencio y Juan Carlos Noli me vieron y me hicieron firmar por Virgen de Chapi, aunque no llegué a jugar allí porque no había equipo de mi categoría. No tenía dónde vivir en Lima. Gracias a Dios, algunos amigos te ‘agarran camote’ y me llevaron a vivir con ellos. Cada año pasaba de una casa a otra. Paraba como el ‘Chavo del 8’. Al final, con 12 años, jugué en Bolognesi.

Pero después apareciste en Unión Comercio...

En el 2009, a los 17, que me fui a jugar Unión Tarapoto en la Copa Perú, nos eliminan en la etapa regional y en el segundo año (2010) nos eliminan en la departamental. Ese mismo año, el Unión Comercio avanzó y el técnico Leonardo Morales, quien me había dirigido en el anterior equipo, me jaló y logramos campeonar. Ahí me quedé cinco años.

Ahora eres lateral, pero te iniciaste de ‘10’...

Así me inicié en menores. El técnico Leonardo Morales, en Unión Tarapoto, es quien me hace jugar de lateral izquierdo. Acá todos hablan de Julio César Uribe, pero ya lo había hecho en ese puesto.

¿Llevas el fútbol en los genes?

Mi talento nace de mi padre, todo mi familia es pelotera, mi papá, mi abuelo son bravos.

¿Tu mejor amigo?

Me llevo bien con todos, pero la ‘Pulga’ Ruidíaz es mi ‘causa’, mi hermano, gracias a él me adapte muy rápido en la ‘U’, me abrió las puertas de su casa. Hizo que todo sea más fácil.

¿Ya entraste a la moda de los tatuajes?

Tengo el nombre de mi hijo y un arcángel.

Disfruta tus cortas vacaciones y muchos éxitos en Flamengo...

Soy de poco hablar, gracias a Trome por entender y hacerme recordar mis inicios en el fútbol. Me voy a Brasil decidido a triunfar.

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