El cajamarquino Luis Narváez dice que para alcanzar tus metas debes tener actitud, pasión y amar lo que haces. Empresario empezó vendiendo chancacas en 'La Parada' y ahora tiene 20 tiendas de ropa para bebés.
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Por: Katty Gines

Luis Narváez nació en y a los 10 años ya era todo un comerciante, pues llevaba los toros de su padre para venderlos en el mercado. Por el miedo al terrorismo, su padre lo manda a Lima junto a sus tres hermanas, y se convirtió en un mil oficios para sobrevivir en la capital y poder estudiar.

Vendió hasta chancacas en ‘La Parada’ con lo que pudo finalizar su carrera de Derecho. Luego, conoce a su esposa Alicia con quien emprende un negocio en ‘Gamarra’. Hoy, Luis Narváez es dueño de la marca ‘Baby Modas’, tiene 20 tiendas en el país, dos franquicias nacionales y una extranjera. Exporta a Chile y Colombia y se alista para seguir creciendo.

Llegó a la capital sin un sol en el bolsillo, cuéntenos un poco esa experiencia...
Mis hermanas estaban acá, yo vine en el 1995. Mi padre me trajo por el terrorismo, viví en la casa de mi abuelo y tenía que ayudar a mis tíos en cerrajería, cortaba ventanas y pintaba, en paralelo estudiaba Derecho en la Universidad Federico Villarreal.

¿Cómo hacía para mantenerse?
Mis hermanas me ayudaban con lo que podían. Algunas veces no teníamos para comer, lo que más recuerdo era que ellas me daban una botella de leche para almorzar, y cuando mis amigos me decían para comer, yo no iba.

Con sus ahorros logró comprar un terreno, pero sé que lo estafaron, ¿qué pasó?

Vendía las chancacas que mi padre y mi abuelo fabricaban en Cajamarca. Gracias a ellos soy profesional y esa fue la base de mi éxito. Estuve vendiendo en ‘La Parada’ por 13 años, ganaba 2 mil soles a la semana, pagué mis estudios y una señora me dijo que había terrenos en Carabayllo, di dos mil dólares, pero nunca me entregaron nada.

¿De dónde cree que nace su vocación para hacer negocios?
En mi tierra, en el valle de Cajabamba, lo aprendí de mi mamá que vendía fruta y mi abuelo era comerciante, él decía que los negocios daban más que las profesiones.

¿Cómo se vincula al mundo textil?
Tuve dos momentos, en el año 99 junto a un primo comenzamos a hacer buzos, no nos fue muy bien. En el 2002 conozco a mi esposa Alicia, sus padres trabajaban en ‘Gamarra’ y ella tenía el negocio, pero de manera informal.

¿Y por qué ropa para bebés?
Yo estaba en el negocio inmobiliario y lo dejé por dos años, cuando supe que el sueño de mi esposa era tener una cadena de tiendas, es así que me meto de lleno al tema textil de manera formal.

¿Qué es lo más complicado en este negocio?
La informalidad de los trabajadores en el tema productivo, también manejar las temporadas, porque el clima ha cambiado en todo el mundo.

¿Por qué es importante formalizarse?

Te abre las puertas al mundo, te da tranquilidad, demuestras que el negocio está funcionando. Al ser formal, los bancos te miran diferente.

¿Cómo fueron sus inicios?
El tema de ropa de bebés empezó como una alternativa de tienda con puerta a la calle en ‘Gamarra’, porque no había. Las mamás buscaban algo y abrimos el negocio en un metro cuadrado, en una esquina de Antonio Bazo, frente al parque ‘Cánepa’.

¿Cuántas tiendas tiene?
20 tiendas en el país, además de dos franquicias nacionales y una internacional.

¿Cree que el Estado ayuda al pequeño empresario?
No, creo que es un elemento negativo para el emprendedor, le tengo más miedo al Estado que al delincuente.

Con la experiencia que tiene, ¿cuál es la lección que más rescata?
Hay varias. Saber quién eres, que tiene que ver con la actitud, abrazar el cambio en tu vida, sentirse identificado con tu producto, que creas en él, yo lo llevo a todos lados, amarlo, tenerle pasión.

¿Qué error cometió y no volvería a hacerlo?
Abrí muchas tiendas en un año y quebré el tema logístico, me está costando recuperarlo. Para ser grande tienes que estar preparado.

¿Exporta?
A Chile y Colombia.

Ahora que tiene 20 tiendas, franquicias y exporta, ¿qué se viene para usted?

Llevar al algodón pima al mundo. Es una fibra que se produce en el norte del país, y solo compite con el algodón de Egipto, es larga, resistente y antialérgica.

En estos momentos que la economía está ‘fría’, ¿es bueno para emprender?

La situación ahora está dura, es por ello que hemos decidido crecer horizontalmente a otros mercados, vi el tema de las franquicias, la cancha de batalla es el mundo no solo el Perú.

¿En algún momento pensó ‘tirar la toalla’?
Muchas veces, no sé cuántas. Llegar al éxito realmente duele y eso no se puede explicar.

¿Qué es ‘Gamarra’ para usted?
Empuje, pasión.

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