¡Emprende Trome! No existe una frase mágica para hacer del momento del despido de un colaborador un momento menos incómodo. Por lo general, las malas noticias siempre serán desagradables para los afectados. Y, el encargado de darlas -el fundador del negocio, el gerente o el jefe directo- generalmente, será la mala persona. 

Despedir no es fácil, pero existen formas de hacerlo sin involucrar sentimientos ni alargar innecesariamente la conversación. Por supuesto, estas sugerencias son aplicables exclusivamente para aquellos casos en los que le hemos advertido al trabajador repetidas veces que su trabajo no cumplía las metas ni las expectativas planteadas. Y, a pesar de haber tenido la oportunidad, no cumplió con satisfacer los estándares que se le exigían.

En ese caso, no queda otra alternativa que comunicar el despido para buscar un empleado que sí satisfaga los requerimientos de la empresa, incluso que los supere de ser posible. Para esas situaciones, ¿qué debemos decir? Trome, estas son cinco sugerencias para que le comuniques a un empleado que va a ser despedido sin involucrar tantas emociones.


1. Ve directo al mensaje central.
El mensaje central es simple pero lo puedes decir de diferentes maneras: “Ya no requeriremos de tus servicios”, “Tenemos que despedirte” o “Las cosas no han funcionado contigo”. Hay que ir directo al grano porque tratar de endulzar la situación no ayudará. Incluso se podrían confundir más las cosas, haciendo el proceso más difícil para todos. Ayudará reforzar la idea señalando aquello que se esperaba y no se cumplió, para que el trabajador sepa exactamente qué pasó.

2. Mantente firme. Si alguna vez has rebatido alguna decisión ya sabes lo difícil que esto puede ser. Muchas personas, en medio de situaciones como esta, pueden apelar al lado sentimental, señalando cosas como “Soy padre y madre para mis hijos”, “Hemos trabajado juntos desde hace 15 años”, “Acabo de endeudarme para pagar mi casa”. Es lógico que suceda esto. Pero debes recordar que esa persona ha sido advertida previamente de las consecuencias de no hacer bien las cosas. No te dejes presionar para salirte del guión.

3. Dar razones, pero no demasiado. Es importante poder colocar el mensaje al lado de la razón en la misma oración: “Te estamos despidiendo porque a pesar de que te advertimos dejar esa actitud los has seguido haciendo”, “Te vamos a despedir porque quedamos en cumplir una meta y esta no se ha alcanzado en el plazo acordado”, o “Sé que has hecho todo tu esfuerzo pero aún así no has logrado satisfacer las expectativas que teníamos al contratarte”. Si queremos agregar más información podemos hacerlo, pero siempre y cuando no nos salgamos de la idea principal. El objetivo es no agregar datos que nos pongan en una situación en la que tengamos que terminar discutiendo el punto central.


​4. Hacer entender. Pueden existir múltiples razones para que un trabajador falle. Una de ellas es que la persona hace su trabajo solo por el salario que recibirá a cambio pero no porque le gusta su trabajo. Generalmente, en estos casos, esa persona se limitará a cumplir su función, sin aportar ideas o propuestas que hagan crecer el negocio. En estos casos podemos explicarle a la persona que no le gusta su trabajo y lo mejor que podrá hacer por su vida es conseguir uno que realmente disfrute.

5. Terminar la conversación. Dejar que la conversación se prolongue generalmente es un error. Naturalmente, se pueden responder interrogantes sobre hechos concretos, como informar hasta qué día la persona deberá ir a trabajar o cómo será el proceso de liquidación. Pero, si no se tienen respuestas concretas, esperar otro momento para informar los aspectos técnicos en otro momento, a través de un correo, o derivar las consultas a la persona encargada de RRHH. Lo peor que se puede hacer en estas circunstancias es responder temas de pagos sin tener los datos a la mano.

Trome, debes tener claro que se trata de tu negocio. Incluso, si se trata de personas allegadas a ti, como amigos o familiares directos, también. Una empresa, pequeña, mediana o grande, es próspero en la medida que las personas que trabajan en ella son las más competentes y las más aptas. ¿O no has escuchado de esos grandes imperios empresariales que se vienen abajo porque un padre, por complacer a su familia, puso a sus hijos a trabajar allí, y quebraron la empresa? Bueno, para que eso no te pasé a ti, ya sabes qué hacer, ¡suerte!


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