cumplirá tres años de relación con Rodrigo Valle y siente miedo. Ella cuenta en esta columna de traumas de su infancia y nos permite conocer cuál es el origen de su dolor. 

En unos meses voy a cumplir tres años con Rodrigo y siento una inclinación a boicotearme. Esta angustia proviene de una experiencia que nunca conté en la tele y que decido compartir ahora. Se trata de un amor que me rompió el corazón. En ese tiempo, yo tenía 21 años y una relación de cuatro años con Ariel, un gordito peludo y simpático que me lleva 10 años. Ariel se convirtió en mi zona segura, no había riesgos, ni dolor, hasta que decidí ir en busca de emociones.

Me separé de Ariel y me enamoré de un hombre que me mató. Él estaba recién separado y tenía una hija. Lo convencí de que hablé con la madre de la nena y tenga una buena relación con ella. Incluso, la llamé para que se quede tranquila, le dije que jamás ocuparía su lugar de madre y que podía contar conmigo.

Contaron tanto conmigo que mientras yo llevaba a la nena al cine, ellos dos se encamaban. Estuvieron así por un tiempo hasta que decidieron retomar su relación. Sólo estuve un año con él, pero me dejó boluda. Ese shock hizo que me sintiera abandonada, tenía ataques de angustia, pánico, insomnio, bajé 10 kilos. Pasaba noches en autos prestados frente a su casa haciendo guardia, a ver si de pronto peleaba con su esposa y yo ahí con cero dignidad y la camiseta de suplente.

Mis amigas me obligaron a ir a terapia. Fue la única vez q me anime a enamorarme de alguien que me hacía perder los papeles y decidí nunca más arriesgarme así. Después de años con la psicóloga, me di cuenta que repetía un patrón de mi infancia, cuando mi papá se fue yo tenía tres años. Es por esa razón que cuando cumplí tres años con Ariel estaba buscando la forma de patear tanta estabilidad y buscar dolor.

Ahora no tengo miedo de cumplir 3 años con Rodrigo porque la terapia me hizo madurar y detectar traumas que me hacían repetir situaciones traumáticas. Hoy no me alejo al tercer año, ya no busco parejas tóxicas, ni relaciones turbias y angustiantes que me dejan en el lugar donde no me gusta estar. Aprendí que mi tranquilidad me permite crecer y enfocar mi energía en otras cosas. Me quiero y ya no voy por la vida como un tren a toda velocidad para chocar y hacerme mierda, así estoy cómoda y no voy a cambiar.

Escuché a tantas personas decir que la psicología es para los locos, es todo lo contrario: es más cuerdo el que quiere identificar qué es lo que está mal para no repetirlo. Al fin y al cabo si a uno le duele la panza va al médico, el terapeuta es lo mismo, es un médico que te acomoda las piezas del rompecabezas que uno es incapaz de armar. A mí por lo menos me cambio la vida, sino seguiría repitiendo " 3 años de estabilidad y muchos de dolor ".

¿Cuántos de ustedes no repiten conductas? ¿No se sienten presos de sus acciones? ¿No les gustaría ser libres? Bueno eso es la terapia, te da alas y ya si volas contra vos mismo por lo menos sabes que sos masoquista.

Si te interesó lo que acabas de leer, puedes seguir nuestras últimas publicaciones por Facebook, Twitter, y puedes suscribirte aquí a nuestro newsletter.

tags relacionadas

NOTICIAS SUGERIDAS

Contenido GEC