Xoana González nos sorprende con una nueva columna en Xoana Love.
Xoana González

Es frustrante hacer Skype con Rodrigo y nuestras 4 perras. Ponernos una vez más frente a frente a la tecnología para inútilmente intentar sentirnos, tocarnos, acariciarnos y vanamente palparnos a través de vidrios de las computadoras y soñar una vez más un sueño imposible.

Es frustrante hacer Skype con Rodrigo y nuestras 4 perras. Ponernos una vez más frente a frente a la tecnología para inútilmente intentar sentirnos, tocarnos, acariciarnos y vanamente palparnos a través de vidrios de las computadoras y soñar una vez más un sueño imposible.

Que espera interminable esas que los relojes anónimos marcan horas eternas, horas universales. Intentando vernos a través de estos caminos, es como si viviéramos en pasadizos parecidos en horas distintas por mandatos ajenos a nosotros, esperando encontrarnos al final del túnel.

El tiempo de la noche equivoca la memoria y los delirios reprimidos pugnan por salir y en algún lugar llegue a pensar en la separación y automáticamente. Mis pensamientos se movían en la oscuridad de mi cabeza, chapoteando como en un pantano, gruñendo sordamente desde el barro. Atormentándome en un minucioso infierno tan propio como las líneas de la mano.

No es posible. Ni siquiera es una opción. El corazón manda y la mente busca otras opciones, entre ellas la esperanza de que pase rápido el proceso por más que cada vez que nos dicen una fecha, esta se alarga más y hasta sentir como si el último barco que podía rescatarme de mi isla desierta pasara frente a mí, sin advertir mi presencia ni mis gritos de auxilio, mi cuerpo se derrumba lentamente mientras mis señales de amparo cesan melancólicamente.

La esperanza débilmente empieza a cobrar fuerzas y se va posicionando hasta tranquilizarme y volverse un círculo vicioso en donde caigo en Skype y todo vuelve a empezar. La absurda comedia tapando el drama hasta que este explota y el barco vuelve vagamente asomar por mi isla para ignorarme y así se repite, como se repite la aguja del reloj una y otra vez.

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