La pasión de Xoana por la pintura.
La pasión de Xoana por la pintura.

El otro día escuché un CD que me preparé para hacerle creer a mi papá que somos parecidos: la absurda creencia de que parecer es pertenecer. En un intento desesperado de ser aquello que no era.

Cuando supe sus gustos musicales (Soda Stereo, Alma y Vida, Vox Dei, Los Abuelos de la Nada, entre otros), me mandé a hacer CD de todos ellos y los escuchaba en mi discman, ¡al punto de aprender cada tema de memoria! En la primera oportunidad que tuve fingí que era la radio y en realidad estaba puesto uno de los CDs ochenteros variados y obviamente me lo sabía hasta en el orden en el que vendría el siguiente tema con el primer acorde y le decía: "¡Escucha, qué temón!". 

¡Cantándolo desafinando pero con la letra de memoria! Y el me confiesa que también le gusta esa canción sin sospechar que me lo había dicho antes, y me cuestiona de donde la escucho si mi mamá la odia, le inventé que siempre me gustó y escuchaba la radio de rock nacional, así logré una de las primeras empatías, una falsa puerta abierta.

Hoy 15 años después vuelvo a ver uno de esos CDs y le confesé que le había mentido. Efectivamente,  mi mamá odiaba esa música y yo no la escuché en la radio y ni sabía de su existencia hasta que me contó cual era su gusto de música y que inventé eso de que siempre me gustó, desde el momento que me aprendí cada canción me gustó y me sigue gustando pero por qué me hace imaginarlo a él en su adolescencia o como habrá sido, me acerca o mejor dicho yo me siento más cerca.

También le confesé que lo acompañaba a ver el fútbol a la cancha para pasar tiempo juntos que poco y nada me importa y además no entiendo el fútbol. Una a una le confesé mi disfraz para acercarme y secretos guardados que por más de 15 años fueron develados esa tarde. Entre los escombros del pasado se conserva intacto mis recuerdos de armar estrategias para que él vea en mí algo que yo no era.

Se rió y amagó hablar pero la vergüenza o anda a saber qué pudo más y ese silencio incómodo donde no te habla pero puedes leer su mente en sus ojos y su voz muda imposibilitada de expresar pero de reojo podía observar su sonrisa, no necesitó que diga nada. Entre ternura pícara y asombro se podía hasta hacerse tangible y palpar en el aire.

Casi a unas cuadras de despedirnos me dijo que me va a extrañar si me vuelvo a ir, que se acostumbró a que nos veamos y hasta que lo moleste todos los días.

Yo soy de lágrimas fáciles y traicioneras que se escapan como un caballo indomable y con tanta fuerza, esa que acumuló por el tiempo que se intentó detenerse, ya no intento hacerme la fuerte, si necesito llorar, me lo permito y pido abrazos.

Amaría volver a mi hermoso Perú, mi hogar allá, mi futuro es incierto y dependiendo del Poder Judicial vea que está todo bien y que no hace falta ponerme tras las rejas. No soy una criminal.

En fin llegó el otoño, se fue un hermoso verano más allá de la angustia eminente y sorpresiva, aprendí a hacerle tregua a mis pensamientos y poder sentir y permitirme momentos felices e inolvidables. Muchas confesiones. Muchas risas y muchos descubrimientos personales.

 

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