Ha caminado 240 kilómetros durante 11 días y no está cansado, todo lo contrario, se siente fortalecido. Santiago Aguí Mendoza, también conocido como “Tayta Shanti” (tayta, padre en quechua y Shanti, diminutivo de Santiago), es un papito huanuqueño de 73 años que recorrió los senderos del “” desde Jauja, Junín, hasta la zona arqueológica de , en Lurín. Todo para cumplir con una costumbre prehispánica que da inicio al Año Nuevo Andino. Con el rostro sereno y con muy buen ánimo, cuenta su experiencia en esta travesía.

¿Qué significa para usted realizar esta peregrinación?

Recuperar la memoria y sabiduría de nuestros ancestros.

¿Dónde inició su recorrido?

En Jauja, desde ahí he venido caminando por montañas con más de 5 mil metros sobre el nivel del mar.

¿Cuál ha sido la ruta que ha seguido?

He pasado por el nevado de Pariacaca, los cerros de Escomarca-Huarochirí, estuve en Antioquía y recorrí la ruta de la zona arqueológica de Huaycán de Cieneguilla. También descansé en el pueblo de Picapiedra en Pachacámac antes de llegar aquí a la Zona Arqueológica Pachacámac en Lurín, sector de Huaca Candela.

¿Desde cuándo realiza esta actividad?

Este es mi segundo año y ha sido muy satisfactorio ser parte de un acto que conmemora nuestra cultura ancestral.

¿Qué lleva de equipaje para esta travesía?

Los alimentos de mi tierra, habas, cancha, chuño, hojas de coca y ropa de abrigo.

¿Cómo se prepara físicamente para resistir este viaje?

Nada especial. Yo todos los días camino para ir a la chacra y a otros pueblos de Huánuco. Además, me alimento sanamente.

¿Ha sufrido algún malestar durante su peregrinación?

No, ninguno, porque caminar es el mejor gimnasio para la mente. Al andar ves, oyes y palpas tantas cosas que la mente se activa de forma automática.

¿Durante su viaje, en algunos de los pueblos que visitó han reconocido el valor de su peregrinaje?

Claro que sí, algunos nos recibían y nos colgaban collares de flores.

¿Qué significó este acto en el pasado?

Desde tiempos prehispánicos, las culturas antiguas hacían peregrinaje para venerar el solsticio (momento de mayor acercamiento del Sol a la Tierra). Salían de sus pueblos y llegaban a zonas sagradas, una de ellas la zona Arqueológica Pachacámac en Lurín, para realizar rituales andinos de siembra y así daban inicio al Año Nuevo Andino. Esto sucede con el inicio de la estación de verano.

Además de esta actividad, ¿a qué se dedica?

Soy ingeniero agrónomo y profesor de música. Además fundé la Academia de Lengua Quechua del Chinchaysuyu, donde cultivo este milenario lenguaje inca.

¿Tiene algún problema de salud?

Ninguno. Mire, así como algunos conservan dinero en el banco, no sé para qué porque el dinero pierde valor, yo conservo juventud. Me mantengo fuerte y vital a mis 73 años.


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