Las mujeres cumplen muchos roles. Su día puede empezar de mil y un formas, pero también pueden darse un tiempo para hacer un par de "carreras" gracias al servicio de taxi por aplicativo, Beat
Si creías que no se pueden hacer varias cosas a la vez, entonces, debes conocer la historia de  las conductoras Beat, quienes día a día siempre son lo que quieren ser.

Conoce la historia de Elaine:
Estudiante de psicología de 28 años, tiene como meta graduarse, tener su negocio propio y quien sabe, tal vez una familia en algún momento. Elaine es perseverante, luchadora, independiente y tiene muy claro lo que quiere para el futuro.
Ella tenía para elegir entre dos profesiones, derecho y psicología, y aunque no le gustaba derecho decidió seguir esta profesión porque era lo que su familia quería para ella, pero en el tiempo descubrió que no le apasionaba y no era el camino que quería tomar. Es así que tomó cartas en el asunto y decidió por su cuenta, ahorrar, trabajar y buscar ingresos extras de distintas maneras, una de ellas haciendo carreras. Poco a poco ahorro lo suficiente para postular y pagarse lo que sí le apasionaba, la psicología. 
Su primera carrera la hizo en el 2010, como independiente, un día camino a su casa. Inspirada por su papá que había hecho taxi por mucho tiempo, pensó; “si él puede, ¿por qué yo no?” así que decidió comenzar a tomar carreras de la calle, desde ahí nunca paró. En junio del año pasado se inscribió en Beat y ahora mantiene un rating de 4.9. “No hay límites para nosotras”, asegura Elaine. 

Conoce la historia de Doris
Es la reina en su casa, con 4 hijos y 2 nietos ella siempre es la engreída. Ha tenido una vida llena de historias desde que comenzó trabajando en el Banco Central Hipotecario, luego siendo instructora de manejo en el touring y ahora con Beat cada carrera se vuelve una aventura y una nueva historia por contar.
Día a día, le tocan distintos pasajeros. Hace poco tuvo un cliente que le comentó que por ser mujer no debía manejar y que debería dedicarse a hacer algo más. Doris le explicó que se sentía independiente, su propia jefa y establecía sus propios horarios. Este trabajo no le ponía restricciones por su edad, no la hacía marcar tarjeta y podía conectarse y desconectarse cuando quisiera, pero más importante que no se sentía ni mal, ni menos, ni diferente, se sentía bien.
Comenzó a hacer carreras cuando su hijo compró un carro, y ahora gana su dinero a su manera y el tiempo libre lo usa para salir con sus hermanas, sus amigas del colegio y pasar tiempo con sus nietos.

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