La sabiduría popular afirma que ‘los niños no dicen mentiras’, pero los pequeños también pueden recurrir a ellas para evitar un castigo o porque descubren que es la manera de ganar el favor de alguien. La pregunta clave aquí es, ¿de dónde aprenden esos primeros signos de deshonestidad? De los adultos.

La psicóloga Janet Oliveros, del Centro Psicoterapéutico del Perú, afirma que los niños aprenden la importancia de la honestidad cuando los padres valoran siempre la verdad en casa.

No son de aquellos que, al sonar el teléfono o la puerta, le dicen a sus hijos ‘si preguntan por mí, diles que no estoy’, convirtiendo a los menores en cómplices de sus mentiras. Por el contrario, ofrecen un honesto.

Oliveros remarca que, además, hay otras formas de despertar este valor:

* Dile a tu hijo que actuar con honestidad es no apropiarse de lo ajeno y jugar limpio con sus compañeros.

* También puede ser honesto consigo mismo no copiando en los exámenes.

* Si hizo algo mal, debe reconocerlo él primero y ver la manera de reparar el daño.

* Recuérdale que un comportamiento honesto atrae confianza, genera buenos amigos y reconocimiento de los demás.

Sabías que: Si en determinada situación, tu hijo opta por decir la verdad es importante felicitarlo por su elección. El cumplido reforzará la buena conducta de tu niño.

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