Motivada por la pobreza que se vive en su barrio, la zona de Año Nuevo en Comas, Celia Solís (54) tuvo la gran idea de juntar a todas las amas de casa de su vecindario para crear un pequeño comedor que pueda entregar almuerzos a las personas de escasos recursos y a un precio simbólico.

Esta labor, que empezó en el año 2000, continúa con el mismo entusiasmo de sus primeros días. “La situación de pobreza que uno puede ver aquí en Año Nuevo es durísima, es eso lo que nos mueve a seguir organizándonos para mantener en pie este comedor vecinal”, comenta.

Esta buena mujer relata que todo empezó cuando se hizo cargo de la cocina del colegio en el que estudiaban sus hijos. “Empecé a llevar la comida que nos quedaba del día a los ancianos abandonados y personas pobres, pero me di cuenta de que no era suficiente y no alcanzaba para todos”, recuerda.

Entonces, junto a otras madres de familia, decidió colocar un toldo en el parque principal del barrio para empezar la labor. Su noble acto fue apoyado por distintas empresas y universidades, que ayudaron a construir el local que ocupan hoy. “Nos organizamos en grupos de tres mamitas por día para cocinar. Ahora ofrecemos plato y refresco a cuatro soles, dinero que alcanza solo para comprar los alimentos del menú del día siguiente”, agrega. (Michael Livia)

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