Del saque somos carnecita... Estamos a ocho días de jugar uno de los dos partidos más importantes de los últimos 36 años, y me acuerdo de lo que hace poco dijo el ‘Cabezón’ Ruggeri: “Fue más difícil jugar el repechaje con Australia (Mundial de 1994) que la final del mundo (México 86 e Italia 90)”. La tensión física y mental se vive diferente. Todos daban como archifavorito a Argentina, que tenía a Maradona, pero los oceánicos vendieron cara su eliminación con un 1-1 en Sydney y una derrota ajustada por 1-0 en Buenos Aires. En estos duelos no hay fijos, las estadísticas no juegan, el ranking no cuenta. Escucho por las calles a algunos sonsos que creen que ya clasificó al Mundial. Que no nos pase lo de River Plate en la Libertadores. Ganó en la ida 1-0 y el martes derrotaba de visita 2-0, se creyeron fijos, ya estaban pensando en la final de la Copa, pero Lanús terminó volteando el partido 4-2 y los eliminó. Un claro ejemplo para tener en cuenta de lo que no debe sucedernos. Así es...

La verídica que estar en la selección te da otro ‘level’. Los clubes te ven diferente, los empresarios te corretean, te revalorizas. Me alegra ver cómo José Manzaneda y Anderson Santamaría están siendo observados desde el extranjero, y eso que apenas han tenido minutos en la Blanquirroja. Imagínense si clasificamos al Mundial. Así que todo depende de los jugadores, de alcanzar la gloria, de entrar en la historia y de paso, asegurar el futuro de toda tu generación, porque las ofertas les lloverán. Y no va a ser...

Ya me contaron que una ‘colocha’ no baja los brazos y le sigue haciendo la guerra a un zambito que come harto arrocito. Ella llegó hasta la selva y amenazó con poner al descubierto la historia que tuvieron hace unos años. El muchacho le bajó los caballos, le dio para sus gastos y por ahora la unión con su familia no peligra. Guarda que esas ‘paisas’ son difíciles de sacárselas de encima. Curuju... El que hace vida de soltero es un ‘motorcito’ que era muy querido en Ate. Antes de celebrar ‘Halloween’ estuvo esperando un taxi en el cruce de las avenidas El Sol con Grau, en Barranco. Se subió a una nave y paró en un grifo, compró un etiqueta negra, guaraná y cigarrillos. Luego se detuvo en la puerta de un edificio e hizo subir a dos flacas fuertotas. Hummmm... Me voy, soy fuga.

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