Este no se equivocó cuando dijo que la imagen de alcanzó una dimensión estratosférica en el imaginario popular, a partir del fenómeno de la selección peruana que logró la hazaña de clasificar al Mundial Rusia 2018. Pero esta historia empieza mucho antes y por eso debo ingresar al túnel del tiempo. En 1994, este Búho fue convocado por Jorge Esteves para hacer crónicas en un nuevo diario deportivo, que marcaría un antes y un después en la prensa deportiva. Allí conocí y trabajé con Daniel Peredo. Este columnista llegaba de otros diarios después de hacer policiales, política, espectáculos, especiales, crónicas, pero nunca había integrado una redacción deportiva neta. Sin embargo, desde niño el deporte y, sobre todo, el fútbol eran mi alimento. Y ‘El Gráfico’ argentino y ‘La Tercera’ de ‘La Crónica’ primero y luego la revista ‘Ovación’, ambas dirigidas por Alfonso ‘Pocho’ Rospigliosi, eran mi postre. Daniel era un apasionado de la radio. Antes que ‘El Gráfico’ argentino, su background eran las mágicas ondas que están más cerca de la gente, sobre todo ‘Ovación’ de ‘Pocho’ Rospigliosi.

Hizo de su cabeza una computadora de datos, antes que existiera Google y Wikipedia. Sabía alineaciones de choques entre Alfonso Ugarte de Puno y el Huracán de Arequipa, quiénes anotaron los goles y quién fue el árbitro, de ambos equipos descendidos muchos años atrás. Después vino la latelevisión en ‘Goles en Acción’, donde fue comentarista, reportero y hasta narrador. Quienes lo conocíamos, sabíamos que lo mejor que brindaba eran sus acertados comentarios y su conocimiento del fútbol, porque lo practicó y lo consumió como periodista, hasta pensábamos que estaba abarcando demasiado. Nos equivocamos. Tenía el don de la escritura, pero prefería ser como ‘Pocho’ Rospigliosi en lugar del ‘El Veco’. Y creo que el fenómeno generado por su lamentable deceso le da, póstumamente, la razón. Se había convertido en su ídolo radial y televisivo. Porque ‘Pocho’ tenía un lema: ‘Darle lo que le gusta a la gente’. Daniel, por su bagaje cultural y su estatus de periodista del siglo veintiuno, no iba a decirles a los futbolistas como lo hacía ‘Pocho’: “‘Cholo’ (Sotil) ¿cuál es la pila?”. Y el futbolista respondía: “Rayovac es la pila, Pocho”. Pero el gordo de la televisión tenía frases que quedaban en el imaginario popular: ‘¿Qué pasó, que pisó?’. O el legendario, en su programa ómnibus ‘Gigante deportivo’: “¡¡Ya vienen los goles de Cubillas!!”.
Peredo fue de otra época. ‘Yo no transmito partidos, transmito emociones’.

Este columnista constata que la chibolada ya no conoce al gran ‘Pocho’ Rospigliosi, el obeso y dientón periodista deportivo. Si Augusto Ferrando fue el factótum de la radio y la televisión por sus programas hípicos y de concursos con ‘Trampolín a la fama’, ‘Pocho’ Rospigliosi fue el genio de la lámpara, el que nos tenía levantados a niños de diez años pegados a radio ‘El Sol’ para escuchar esa frase: ‘Donde se hace deporte, allí está Ovación’. Y sonaba como cortina musical la bella orquestación del Mundial Argentina 78. Y, en verdad, estaba en todas, tenía un equipo de periodistas de lujo: Lucho Izusqui, especialista en vóley y autos; Koko Cárdenas en atletismo y basket; y los narradores: Miguel Portanova, Juan Iglesias, Elejalder Godos, Ítalo Villarreal, Vides Mosquera, el chileno Mr. Huifa, el argentino Lucho Garro. Peredo, mismo ‘Pocho’ Rospigliosi, en la redacción de Epensa invitaba a la gente ¡¡Somos Cotorro, somos Cotorro!!, una pollería al costado del chifa Canadá, en Santa Catalina, ‘Pocho’ invitaba a tomar desayuno al Mario’s, en la esquina de Tacna y Colmena, en el Centro de Lima, y a comer parrillas en ‘Pollos Hilton’, en Lince. ‘Pocho’ no hacía deporte, Peredo, sí, pero en otra coincidencia ambos, tremendos trabajadores, con múltiples labores, sufrieron del corazón. Daniel se sentía un actor frustrado hasta que se sacó el clavo. ‘Pocho’ Rospigliosi un cantante de boleros frustrado, tenía una colección de discos espectaculares. Mientras otros periodistas en viajes de comisión se iban a night club del extranjero a disipar tensiones con chicas bonitas y fáciles, ‘Pocho’ se iba a comer y a comprar discos. Estuve con Daniel en la final de la Copa Libertadores, cuando Cristal perdió con Cruzeiro en Belo Horizonte.

En la bulliciosa groupe que se perdió en la tentadora noche brasileña no estaba Daniel. Por eso, para sus colegas y amigos les ha dolido tanto su repentino deceso, era un tipo sano, raro en una profesión tan estresante y que generalmente invita al desahogo nocturno. Pero como ‘Pocho’ quedarán sus chispeantes frases incólumes en el imaginario popular: ‘¡Con los huevos de Vargas...!’, ‘Jefferson Agustín Farfán Guadalupe, por tu mamacita’, ‘Si tú quisieras Sheput’, ‘La pelotita parada, siempre la pelotita parada’, ‘Un gol más va a haber’, ‘¡Ganamos, ganamos, era hoy Ramón, era hoy. Gloria a Perú en las alturas!’. Que Dios lo tenga también en su gloria. Apago el televisor.

tags relacionadas

NOTICIAS SUGERIDAS

Contenido GEC