Este Búho está sorprendido y, por supuesto, totalmente asqueado de la llamada que tenemos. Porque aquí no hay buenos ni malos, como me lo quieren poner algunos voceros del Gobierno. Pero hagamos una clásica ‘radiografía’ de esta ‘crisis de poderes’.

- MARILÚ DE TROYA: Hay que aclarar un cosa, esta ‘guerra’ entre el Ejecutivo y la oposición no se origina porque esta última quiere censurar a Martens y el premier, o porque Zavala tomó esto del mismo modo que Agamenón, que le hizo la guerra a Troya para recuperar a Helena, la esposa de su hermano Menelao raptada por el troyano Paris. Ningún analista político puede pensar que todo este conflicto se generó por Marilú, que ahora incluso hasta quiere parecer inamovible e irreemplazable. ¡¡Por favor!! PPK y Zavala quieren patear el tablero haciendo caso a dizque asesores que se ganan sus frejoles escribiendo de política y nunca la han ejercido, porque la política no se conduce por exabruptos, rabietas e incluso ‘principios’ malentendidos. Fernando Belaunde, en su segundo gobierno, tenía una oposición más implacable y traidora. En su gabinete estaba su amigo Manuel Ulloa y su bancada era dominada por el ‘Lechuzón’ Alva Orlandini. La oposición censuró a sus ministros y a sus embajadores, como Pérez de Cuéllar. Ni Belaunde ni Ulloa pensaron en disolver el Congreso con el recurso del voto de confianza. El arquitecto terminó entregándole el premierato a Luis Pércovich, un delfín del ‘Lechuzón’. Solo así pudo salvar la gobernabilidad. Que me digan que esta crisis va a terminar con la disolución del Congreso solo porque el premier intentó salvar a Martens de la censura, me parece un chiste cruel. Hay otras razones, pues aquí escribí desde el inicio de la huelga en Cusco, que Martens era una ‘walker’, una zombie, que fue rebasada por todo el mundo, desde el presidente PPK hasta el rabioso dirigente Pedro Castillo. La cordura aconsejaba dejarla terminar de resolver el peliagudo problema de la huelga y luego, con los profesores en las aulas, estrecharle la mano y darle las gracias por los servicios prestados. Pero la terquedad del mandatario -o del propio Zavala- hizo que Martens continuara en el ministerio como si nada hubiera pasado.

- LA CULPA DEL FUJIMORISMO: Lo que caracteriza a PPK y Zavala es la antipolítica, privilegiar la cáscara sobre el contenido. Sino miren las envolturas de sus ministras Martens, Molinelli o Aljovín, brillosísimas como papel lustre, pero por dentro un producto con fecha de caducidad hace rato vencida. Fuerza Popular, gracias a Pier Figari y Ana ‘La ‘Sombra’ Vega, han convertido a Keiko en una suerte ‘Reina de corazones’, personaje del célebre cuento de Lewis Carol, ‘Alicia en el país de las maravillas’. La que bramaba a cada rato: ¡Que le corten la cabeza! Traicionó su promesa de apoyar la gobernabilidad de PPK por varias razones: 1) Lo culpa de haberla distanciado de su padre por el caso del indulto y de haber apoyado abiertamente a Kenji Fujimori y hacer crecer su figura. 2) Lo que desató la ira de Keiko y la convirtió en una ‘Kill Bill’ fue que el Gobierno, en alianza con los ‘pepes’ del Poder Judicial, la colocó como investigada por el caso Odebrecht por la frase de Marcelo, donde dice que ‘hay que darle 500 (mil) más a Keiko’, colocándola al nivel de Toledo, Humala y Nadine, y eso la trasformó en beligerante y peligrosa, y juró venganza. Por eso Keiko ve a Pedro Pablo como su mayor enemigo y no quiere parar hasta lograr la vacancia. En esta colada está metido hasta el cuello Alan García, que también está palteado por ser el próximo investigado y que Marcelo suelte alguna otra agenda, donde aparezca su nombre. Por tal motivo, sus congresistas fieles como Mulder vienen formando la primera fila de la oposición. ‘Sipán’ Velásquez Quesquén no, porque sueña con otro premierato.

- CONCLUSIÓN: Este columnista cree que esta guerra es absurda. El Gobierno y la oposición han tirado al tacho las promesas de buscar la gobernabilidad para que el país esté estabilizado y existan las condiciones óptimas para que se reactive la economía y vengan mayores inversiones, las que se seguirán ahuyentando si continuamos en este nivel vergonzoso de canibalismo político. Ninguno de los bandos se pone a pensar en la gente de a pie. En los millones de electores que los llevaron al Gobierno y al Congreso, que solo esperan tener más dinero en los bolsillos o un trabajo decente para llevar algo digno de comer a sus hogares. Sin estabilidad política nunca habrá estabilidad económica, sino miren la Venezuela de Maduro. Apago el televisor.

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