Esteasiste a un nuevo proceso electoral. Han pasado varios lustros desde que me tocó cubrir las elecciones como periodista. Todos han sido trascendentales, pero creo que este proceso del domingo 11 de abril del 2021 lo veo más crucial. Antes era un intrépido y joven reportero que no le temía a nada. Hoy ya soy padre de familia y tengo una hija adolescente y un niñito que va a cumplir cuatro años. El futuro de estos ‘angelitos’ también estará en las manos de la persona que ingrese a Palacio. Estaremos a la expectativa de lo que haga con nuestra economía, que no la destruya, sino que la haga crecer. Por eso es imprescindible pensar muy bien por quién vamos a votar. De nosotros depende.

Recuerdo muy lejanamente que en octubre de 1968 estaba niño y mi tío ‘Kike’ me fue a recoger demasiado temprano al colegio. El cura se sorprendió, pero mi tío le dijo al padre Rafael: ‘El general Velasco le dio un golpe al presidente, han sacado los tanques’. Recuerdo que comenté una inocentada: ‘¿Tío, dónde le dio el golpe, en la cara o en la barriga?’. Nadie eligió a Juan Velasco Alvarado, una junta de generales del Ejército decidió echar al presidente democrático Fernando Belaunde de madrugada, en pijama, y lo deportaron a Argentina. Fueron doce años de gobierno militar estatizante que alejó al país de los más importantes centros financieros internacionales. Fue un gran retroceso para nuestro país. Poco a poco la economía se hundió. El parque automotor solo ofrecía autos obsoletos, pero lo peor es que escaseaba la gasolina y había que sacar calcomanías de colores para circular solo algunos días a la semana, el tristemente ‘pico y placa’. La escasez era terrible. No había leche, arroz, azúcar, carne.

Recuerdo que mi viejita me levantaba a las cuatro de la madrugada para que vaya a guardarle la cola en el mercado. El Perú se atrasó doce años con los militares en el poder, quienes expropiaron los medios de comunicación, -una de las peores medidas de todas- y así las monumentales corrupciones de los jerarcas del régimen eran silenciadas. Como ahora sucede en Venezuela. Todo dictador ataca a la prensa. Con diferentes excusas. Son solo pretextos. Los ‘gorilas’ son intolerantes a las críticas. Pero el pueblo abre los ojos. Sendos paros nacionales y huelgas en todo el país obligaron al general Francisco Morales Bermúdez a convocar a una Asamblea Constituyente en 1978 y en 1980 se realizaron elecciones democráticas. Recuerdo emocionado que fue mi primera votación.

Para desgracia del país apareció el terrorismo de Sendero Luminoso. Una noche antes de las elecciones del 14 de abril de ese año, en un pueblito ayacuchano de Chuschi, columnas terroristas llegaron al colegio donde estaban las ánforas, cédulas y padrones electorales, y los quemaron en la plaza del pueblo. ¡¡No a la farsa electoral!! Así Sendero le declaraba una guerra al estado que acabó con más de 50 mil muertos y la destrucción incalculable de torres de alta tensión, que colocó al país en el colapso, al punto de que ningún empresario extranjero se atrevía a invertir.

En 1985 me tocó cubrir las elecciones donde un joven Alan García ganó la presidencia con una votación espectacular y con su verbo florido que prometió un ‘futuro diferente’. Pero su gobierno se desbordó con sonados casos de corrupción, hiperinflación, masacres en los penales. Fue una completa decepción. Pero como señalaba Luis Alberto Sánchez, ‘somos un país con destino circular’. En el 2006 el pueblo volvió a confiar en él y se ciñó nuevamente la banda presidencial.

En los sucesivos procesos electorales se presentaron candidatos que nos ofrecieron el oro y moro. Y todos, como una maldición, terminaron cayendo en casos de corrupción, uno más grave que el otro. Son noticia por ello y no por haber dotado de una infraestructura sanitaria a todo el Perú, lo que hubiera servido para enfrentar mejor esta maldita pandemia, como otros países de la región. Somos el país con mayor número de muertos en el mundo por millón de habitantes. Los servicios de agua y desagüe son los excluyentes de la región y hay 8 millones de peruanos a quienes les falta este vital servicio, lo que resultó letal para prevenir la pandemia. Pasado mañana en las ánforas tenemos una cita con nuestro destino y el de nuestros hijos. Por el crecimiento del país. Jamás por el retroceso.

Apago el televisor.


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