Este se pregunta qué es lo que está pasando en nuestra ciudad con la violencia indiscriminada que parece envolvernos a todos y nadie se conmueve o intenta hacer algo. Que los resultados de una encuesta reporten que el principal problema del país es la inseguridad ciudadana, parece no servir de mucho, y no ocultan lo que está pasando en las principales ciudades del país y, sobre todo, en Lima y Callao. Los años 2016 y 2017 estuvieron signados por una sanguinaria guerra de bandas en el Callao, dirigidas por el siniestro y temible Gerson Gálvez, ‘Caracol’, y salieron a la palestra otros sicarios y pandilleros vinculados a la mafia de ‘Barrio King’, como ‘Renzito’ y otras lacras. Como un tumor cancerígeno que vuelve a brotar, pese a ser extirpado, han surgido nuevas bandas dispuestas a heredar el reino de terror de ‘Caracol’ y la rapidez del gatillo del sicario ‘Chato Jhairol’. Los ‘Mara Salvatrucha’ siguen regando de sangre el primer puerto.

Casi todos los días se producen asesinatos en ajustes de cuenta en el centro chalaco y en las periferias. La policía parece haber cerrado los ojos, como diciendo ‘que se maten entre ellos’. En San Martín de Porres, dos presuntos delincuentes fueron acribillados salvajemente. Uno de ellos, ‘Avestruz’ o ‘Karamba’, ya había sido detenido en el 2014 y acusado de ser el jefe de la banda ‘Los cirujanos del aeropuerto’. Por ese delito, robo agravado en banda, ‘Avestruz’ debió ser sentenciado, por lo menos, de diez a quince años. ¿Cómo entonces fue capturado por la policía, en el 2017, y escapó con una camioneta robada en Barrios Altos? ¿Y cómo estaba en libertad hasta que una banda rival lo cosió a balazos y lo mandó al infierno? Nunca se podrá dar una lucha frontal contra el hampa mientras haya manzanas podridas en el Ministerio Público y el Poder Judicial, que muchas veces son ‘aceitadas’ y no presentan cargos o les dictan el eufemístico ‘arresto domiciliario’, que al final se convierte en coartadas de los delincuentes, quienes salen a asaltar y extorsionar, y la policía ni sospecha de ellos porque, supuestamente, están bajo arresto y en custodia.

Hace pocos días un adolescente de 17 años fue arrestado, acusado de asesinar a un delincuente y su pareja, bajo la modalidad de ‘sicariato’. Ya anteriormente había matado a un adolescente de quince años. El temido ‘Giussepe’ era un cotizado sicario juvenil proveniente de la temible ‘Siberia’. ¿Un asesino como él debe estar en un albergue para menores como ‘Maranguita’? En Estados Unidos, asesinos juveniles despiadados como ‘Giussepe’ son enjuiciados como adultos y hasta reciben cadena perpetua. Los consideran irrecuperables para la sociedad. Este caso me hizo recordar la impresionante película ‘Ciudad de Dios’ (2002) del brasileño Fernando Meirelles, nominada a cuatro Oscar.

Lo alucinante es que Meirelles filmó en las mismas peligrosas favelas de Río de Janeiro con permiso de los ‘capos’ de la droga. Inclusive, algunos delincuentes juveniles fueron seleccionados para trabajar en el filme. Uno de ellos fue un raterito de quince años al que llamaban ‘Ivanzinho’. Según el director, ‘Ivanzinho’ era un muchacho que llegaba puntual a las grabaciones y hasta dijo que ‘era un buen actor’. Bueno, hoy ya no existe ‘Ivanzinho’, sino ‘Iván, el terrible’, el nuevo alias de aquel actor delincuente que hoy es el criminal más buscado de Río de Janeiro, al ser sindicado como jefe del narcotráfico de la favela de Vidigal y responsable del asesinato de un policía militar. En la película de Meirelles, ‘Ivanzinho’ era de la banda del sanguinario ‘Zé Pequeño’, cuyas edades oscilaban entre ocho y trece años. Ahora ‘Iván, el terrible’ vive su propio drama y no sería raro que terminara acribillado como su jefe en la ficción de ‘Ciudad de Dios’, ‘Zé Pequeño’. En las zonas picantes del Callao ya hay bandas que se asemejan a las de ‘Ciudad de Dios’, pero para que vean lo alejados que están los políticos chalacos de su triste y cruda realidad, en en calles y playas del primer puerto regalan helados con la cara de un precandidato a alcalde para hacerlo ganar votos. Es que la estupidez es parte de la condición humana. Apago el televisor.

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