Este Búho quedó impactado por la matanza desatada por un desquiciado vendedor de sánguches en el Centro Comercial Financiero de . Vencido por sus demonios, el asesino, que había sido marino y tenía fascinación por las armas, inició su propia guerra personal contra el mundo luego que autoridades municipales de Los Olivos le incautaron su herramienta de trabajo. Ese acto fue el punto de quiebre, el detonante que liberó al asesino salvaje y despiadado que se escondía tras la apariencia de un muchacho callado que no se metía con nadie. Este tipo de masacre, tan común en Estados Unidos, donde cualquier loco puede tener un bien dotado arsenal de guerra en casa, no se había visto en nuestro país. El gran peligro es que, por imitación, otros psicópatas comiencen a hacer lo mismo. No puedo dejar de asociar esta tragedia con la notable ‘’, película de culto que tuvo un enorme impacto en la cultura popular. Un taxista, Travis Bickle (Robert De Niro), regresa traumado de Vietnam y se ve rechazado en Nueva York, una sociedad violenta y corrupta. Solitario, sin cultura, se vuelve adicto a la pornografía y vive de su taxi nocturno. Conoce a una prostituta callejera ¡¡de 13 años!! (Jodie Foster), que es sometida por su ‘caficho’, Matthew ‘Sport’ Higgins (Harvey Keitel). Pero antes había conocido la parte, llamémosle decente y ‘oficial’ de la Gran Manzana, pues frecuentaba a una cliente preciosa, ‘Betsy’ (irresistible Cybill Shepherd), que trabaja en la propaganda de un candidato a la presidencia de Estados Unidos. Ella, sin embargo, tras salir con él en una cita, se da cuenta de que está mal de la cabeza y lo rechaza.

Por eso, este se propone matar al candidato. Mientras elabora su plan, ‘cachueleaba’ en su carrito y es allí donde se topa con la prostituta infantil. Al final, ‘Travis’ vuelve a la guerra, pero no en las selvas asiáticas de Vietnam, sino en el asfalto de Nueva York. Se vuelve un vengador asesinando a los ‘malos’, con un corte a lo mohicano que después adoptarían los punks. En realidad, esta película se adelantó a su época. Recuerdo que la vi en el mítico cine ‘Mirones’. Esa vez salí temprano del turno tarde del colegio ‘Hipólito Unanue’ e ingresé a la ‘cazuela’ tras darle una propina y cigarrillos al ‘tío’ que cuidaba la entrada. Salía barata, porque era menor de edad y ‘Taxi driver’ era apta solo para ‘mayores de 21 años con documento probatorio’. Al final, Travis se convierte en ‘héroe’ asesinando a los ‘malos’ que abusan de la niña. Tanta influencia ejerció esta cinta en el público norteamericano que décadas después, en la serie ‘Los Simpson’, Moe Szyslak, el dueño de la taberna, parodia a Travis Bickle. También la recordada frase ‘Are you talking to me?’ (¿Estás hablando conmigo?) es una de las más célebres en la historia del cine y se ha repetido en infinidad de películas. Dos maestros, Robert De Niro y el director Martin Scorsese. La diferencia entre Travis Bickle y el sanguchero asesino de Independencia es que el primero acaba con los malditos proxenetas y pederastas que prostituían a menores de edad, mientras que el segundo se ensañó con jóvenes inocentes, entre ellos una chica que apenas había dejado la adolescencia. Si en nuestro país no queremos vivir con el miedo permanente de que un orate armado provoque un baño de sangre en un centro comercial, cine, colegio o universidad, como en Estados Unidos, se debe tener un control más estricto de las armas e iniciar una política de salud mental a nivel nacional. ¿Con cuántos desequilibrados violentos y sin ningún tratamiento médico nos cruzamos por la calle sin saberlo? ¡Es de terror! Apago el televisor.

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