El Búho escribe hoy sobre el gran Paolo Guerrero.
Paolo Guerrero

Este Búho, como todo el país, estuvo a la expectativa de lo que sucedía en Suiza, donde y su defensa exponían sus argumentos para que se le absuelva de la sanción de seis meses por supuesto dopaje, así como de la presentación de la (Agencia Mundial Antidopaje), que no se quedó contenta con el castigo impuesto al ‘Depredador’ y pide dos años.

¿Por qué tanta ‘wada’ de esta institución? Fuentes bien informadas aseguran que recibe financiamiento, entre otras organizaciones, del Gobierno de Dinamarca, rival directo de Perú en la del Mundial de Rusia. Pero al margen de que el veredicto sea favorable o no para Paolo, este columnista ingresa al ‘túnel del tiempo’ para recordar cómo surgió este extraordinario delantero peruano de categoría mundial, goleador histórico de las selecciones peruanas, que se ubica en el pedestal junto a artilleros reconocidos del Perú, como el ‘Cañonero’ Lolo Fernández o el ‘Nene’ Teófilo Cubillas.

Paolo Guerrero nació en Chorrillos, el 1 de enero de 1984. Ese día hizo su primera travesura, porque su madre, la joven Petronila ‘Peta’ Gonzales, no pudo disfrutar las legendarias fiestas chorrillanas de Año Nuevo por los previos dolores del parto. Paolo llegó al hogar indicado para ser futbolista. Su tío era nada menos que el mítico goleador de la selección y Alianza Lima Óscar ‘Huaqui’ Gómez Sánchez. Los hermanos de su madre ‘Peta’ eran José ‘Caíco’ Gonzales Ganoza y otro menos conocido, Carlos ‘Trompito’ Gonzales, que llegó a jugar en Juan Aurich.

En la casa de los Gonzales todo olía a frotación Charcot, se escuchaba radio Ovación y se veía ‘Gigante Deportivo’. Una de las hermanas de ‘Caíco’ se casó con el ‘bandido’ delantero de la ‘U’, Percy Gómez, traicionando la tradición aliancista de la familia. Pero todos albergaban las esperanzas de que un miembro de la familia Gonzales llegara a ser un delantero estrella como ‘Huaqui’.

El hijo de este y tío de Paolo, Carlos Gómez Laynes, que jugó en Alianza, no dio la talla. Paolo era el elegido porque a su madre, entre las mujeres de la casa, era a la que más le gustaba el fútbol y tenía una relación entrañable con ‘Caíco’, quien falleciera trágicamente, junto al primer equipo blanquiazul, en el fatídico accidente del Fokker en las aguas de Ventanilla, en diciembre de 1987.

‘Mi hermano quería a Paolo como si fuera su hijo. A los dos años ya le había comprado su uniforme de Alianza y lo sacaba como mascota en Matute. Es que solo tuvo dos mujeres, Ingrid y Katiuska. Él me decía que Paolo iba a ser un crack’, reveló en una entrevista, donde se quebró al recordar a su hermano.

A los siete años, llegó con su madre a Matute a jugar de frente en las divisiones menores de Alianza, donde asombraría haciendo dupla goleadora con otra promesa, Jefferson ‘Foquita’ Farfán. Paolo, según estadísticas de una dificilísima ‘arqueología’ de los archivos de los partidos oficiales de las divisiones inferiores, habría convertido ¡doscientos goles! Siempre de la mano de la señora Petronila, todavía no era ‘doña Peta’, Paolo no se cansaba de inflar las redes junto con la ‘Foquita’ en los campeonatos de la categoría.

Hay una anécdota que pinta de cuerpo entero el papel de ‘doña Peta’ en la formación no solo mental, sino física de su hijo. Los jugadores consagrados del primer equipo ‘grone’ invitaban a los mejores jugadores de las divisiones menores a almorzar al legendario ‘Mi Barrunto’. Paolo siempre estaba invitado porque era el goleador. Los chicos iban solos, ya eran adolescentes, pero el delantero llegaba con su mamá. Los futbolistas pedían fuentes de cebiche, jalea, chicharrones, puro ají y condimento. Pero ‘Doña Peta’, con férrea disciplina, ordenaba para su prometedor hijo: ‘Por favor, para él su arroz con pescadito al vapor y su ensalada, y una botella de agua mineral’. Cuidaba también la dieta de su retoño.

Ahora comprendemos de dónde sacó la potencia para dejar como una zapatilla a defensas tan recios y alimentados con carne de primera, como el argentino Funes Mori o el uruguayo Godín. Esos goles los llevó al Bayern Múnich, que lo fichó sin importarle que no hubiese jugado ningún partido oficial en Perú. Debutó el 23 de octubre del 2004 con los bávaros en la Bundesliga. El estratosférico crack Karl-Heinz Rummenigge dijo: ‘Paolo experimentó un desarrollo fenomenal’. El mítico goleador histórico de Alemania, Gerd Müller, se encargó de darle todos los condimentos para convertirlo en un letal depredador del área, admirado y temido en el mundo entero. El resto ya es historia conocida. Paolo es un crack al que el mundo merece ver en un Mundial. Así que ¡déjense de ‘wadas’! .

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