Este Búho felicita a los ‘sabuesos’ de la Policía por que participaron en el asesinato de Israel San Román Doroteo, ‘La Tota’ y cinco miembros de su familia, incluidos sus dos hijos de 10 y 12 años. Las dos ‘hienas’, que han reconocido que apretaron el gatillo en San Miguel, fueron capturados en Arequipa en un bus interprovincial y su intención era fugar a Bolivia. José Preciado Alegría, ‘Josesito’, de 18 años, y Fabricio Vera Alegría, ‘Bicho’, de 26, ‘cantaron’ ante los detectives.

MIRA: Caracortada

“Nosotros aseguramos (matamos) a ‘El Elegante’ (‘La Tota’) y el de plomo —quien metió medio cuerpo al auto— se queda atrás. Los niños estaban vivos, él los ha matado”, revelaron con total sangre fría. ‘El de plomo’ sería el sanguinario ‘Willy’, al que la Policía le pisa los talones. ‘Josesito’ es un delincuente adolescente con antecedentes policiales que ‘ascendió’ a sicario. ‘Bicho’ es carne de presidio, con dos ingresos al penal Sarita Colonia.

Estas dos lacras son delincuentes, irrecuperables para la sociedad. Psicópatas que no tienen cura. Por este tipo de crimen tan salvaje, en algunos estados de los Estados Unidos serían condenados a la pena de muerte. No puede ser posible que a sicarios que cometen un asesinato múltiple, con niños como víctimas, se les encarcele en Lurigancho o Sarita, donde con dinero se consigue drogas, mujeres, celulares, Internet, y pueden reducir su pena ‘siete por uno’ por ‘trabajo’ o ‘estudios’, a lo Antauro.

Eso de ‘centro de readaptación social’ es un eufemismo, un mal chiste

Lurigancho y otros penales en el país son las ‘universidades del delito’. Para estos homicidas no hay readaptación posible. Son asesinos por naturaleza y no deberían estar con presos comunes y deben recibir cadena perpetua. Ellos deberían estar en un penal de máxima seguridad, como Challapalca, para que se mueran de frío y tengan una visita al mes y solo media hora de patio, y las demás horas estar encerrados en su celda unipersonal con solo un colchón de cemento y un bañito.

En Norteamérica, a los enemigos de la sociedad, a los condenados a cadena perpetua por asesinatos alevosos, terroristas o narcotráfico con muerte, los sepultan en prisiones de máxima seguridad, como al mafioso ‘capo de capos’, John Gotti, condenado a cadena perpetua, quien murió en la cárcel federal de Chicago; el ‘Chapo’ Joaquín Guzmán, sepultado en la prisión de Florence, Colorado, conocida como el ‘Alcatraz de las Montañas Rocosas’ o ‘Supermax’ (por ser la prisión de máxima seguridad más draconiana).

Esta prisión es el lugar al que han llegado los criminales más temidos condenados en Estados Unidos. Está construida para lo peor de lo peor en el sistema penitenciario, incluidos los reclusos más violentos, terroristas y narcos convictos. Muchos de los más de 400 reclusos pasan hasta 23 horas al día solos en celdas de concreto insonorizadas, sin ver la luz natural en celdas que miden 2 x 3 metros.

No puede ser posible que en el Perú los violadores, asesinos de niños, matapolicías, homicidas y secuestradores sean mantenidos en las cárceles por el Estado con plata de los impuestos de todos los peruanos. Tipos sanguinarios como ‘Josesito’, ‘Bicho’ o ‘Willy’ deberían ser internados en un penal en medio de la selva, como el antiguo Sepa, donde era imposible escaparse y los presos tenían que sembrar y trabajar talando madera para poder comer. Debería reabrirse. La delincuencia, el sicariato, los secuestros y la extorsión se han desbordado. Al momento de ser capturados, les rogaron a los policías: “No nos grabes, jefe. Nos van a bajar (matar), nos van a bajar a los dos”. Apago el televisor.

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