Este abre sus ojazos, coge el control remoto y ve una conferencia desde España en la que el escritor Mario Vargas Llosa respalda la decisión del presidente Martín Vizcarra de disolver el Congreso con estas palabras: ‘El Parlamento daba vergüenza, pues había semianalfabetos y pillos...’.

Tengo casi tres décadas corriendo la cancha en este lindo oficio y he visto de todo. Hablo como periodista. Testigo de la historia. Luego de una semana del cierre del Legislativo y, como dije en su momento, reitero que hay responsabilidad compartida en esta crisis.

Primero, de Keiko y del fujimorismo picón por la derrota electoral en el 2016 y que, desde esa fecha, solo ejecutó una campaña de obstruccionismo y oposición a lo bestia contra el presidente Pedro Pablo Kuczynski, a quien obligaron a renunciar con la amenaza de vacarlo.

El otro culpable es el presidente Martín Vizcarra, porque deslealmente conspiró con Keiko para ‘bajarse’ a PPK. El moqueguano creyó que lo iban a dejar gobernar, pero como lo trataban como a un muñeco y, encima, se descubrió que el fujimorismo estaba metido hasta el cuello con la mafia de ‘Los cuellos blancos del puerto’, terminó sacando las garras.

Enarbolando las banderas de la lucha contra la corrupción, le dio golpes letales a la mayoría fujiaprista al establecer el referéndum y la ‘no reelección de congresistas’. Subió su popularidad en las encuestas, pero aumentaron los odios de sus enemigos y ganó otros adversarios. Todos ellos formaron una alianza que intensificó sus fuegos contra Vizcarra cuando el último 28 de Julio anunció el adelanto de elecciones, sin siquiera consultar con su vicepresidenta ni con los más importantes miembros de la bancada oficialista, lo que fue un error. Ahí se armó otro frente que conllevó a esta crisis, con un Legislativo burlándose y archivando todos los proyectos del Ejecutivo.

Hasta la histórica noche del último lunes 30, cuando Vizcarra anunció la disolución del Congreso después de que el premier Salvador del Solar fue humillado por la mayoría y se eligió al caballazo, y hasta con voto ‘fantasma’, a un nuevo magistrado del Tribunal Constitucional. Hoy Vizcarra tiene nuevos y más complicados retos, pues los peruanos pronto le exigirán resultados en Economía, en seguridad ciudadana y en otros temas urgentes que no pueden esperar más.

Ya no puede decir que existe un Parlamento hostil que no lo deja trabajar. Ahora solo los miembros de la Comisión Permanente ingresan al hemiciclo. La legalidad o no de la disolución es la comidilla de todos. Las opiniones de los constitucionalistas están divididas, pues unos dicen que Vizcarra actuó en el marco de la ley, mientras que otros señalan que fue inconstitucional.

Rosa María Palacios sostiene que el moqueguano no quebrantó el orden constitucional, pues hizo estrictamente lo que la Carta Magna le autoriza. Jaime Bayly opinó que ‘aún si cerrar el Congreso era un acto plenamente constitucional, no era una decisión política sabia’. ‘Pedro Picapiedra’ Olaechea, el presidente del Congreso, más calmado después de unos días, dijo que no ha sido un golpe de Estado, pero sí un acto inconstitucional ‘porque hay invasión de competencias’. Sin embargo, hay una realidad aún más importante y es que el país no debe parar.

Vizcarra tiene la cancha libre y ya no podrá haber excusas de ‘obstruccionismo’. El ministro del Interior, Carlos Morán, debe seguir combatiendo la delincuencia nacional y extranjera; mientras que la joven ministra de Economía, María Antonieta Alva, debe mostrar su capacidad profesional y una actitud proactiva que impulsen el crecimiento del país, que trate los problemas de la inversión minera, los conflictos y el cuidado del medio ambiente.

Hay que intensificar la reconstrucción del norte. Eso es lo que exigen los peruanos, hartos de ver a los políticos peleándose como perros y gatos. Por lo pronto, Alva anunció ayer que el presupuesto del programa de incentivos municipales llegará a 800 millones el próximo año, para que se hagan más obras públicas que dinamicen la economía. Nadie quería una disolución del Congreso, pero

Que Vizcarra se concentre en gobernar el tiempo que le queda y que, el 28 de Julio del 2021, entregue la banda presidencial y se vaya a su casa, pues ya se escuchan voces de que puede verse tentado a seguir en Palacio, porque el poder es adictivo. Apago el televisor.

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