El Chato Matta llegó al restaurante por un sabroso cebichito de cachema y de segundo un pescadito a la chorrillana con arroz blanco y rocotito molido. Su comida la bajó con una jarra de chicha morada heladita. “María, el doctor Chotillo se ha vuelto uña y mugre de Pancholón, quien está mal de la próstata y tiene alto el colesterol y los triglicéridos, le da taquicardia, pero igual sigue en sus andanzas con mujeres de la vida. ‘Maestro -le dijo el prestigioso médico-, te debo mucho. He traído un Zacapa 23 años en tu honor. Después de un par de vasos el famoso cirujano comenzó a llorar como un niño, puso una canción antigua de Danny Daniel en su camioneta y comenzó a cantar: Por el amor de una mujer/ jugué con fuego sin saber/ que era yo quien me quemaba/ Bebí en las fuentes del placer/ hasta llegar a comprender/ que no era a mí a quien amaba/ Por el amor de una mujer/ he dado todo cuanto fui/ lo más hermoso de mi vida/ Mas ese tiempo que perdí / ha de servirme alguna vez / cuando se curé bien mi herida/ Todo me parece como un sueño todavía,/ pero sé que al fin podré olvidar un día/ Hoy me siento triste,/ pero pronto cantaré/ Y prometo no acordarme nunca del ayeeerrrrr... Panchito, estoy sufriendo por Pamelita, quien se me regaló en mi salsódromo preferido y resulta que tenía un novio bandido, que amenazó ajustarme. Hace una semana que no salgo a la calle. A veces prefiero ser el de antes, un chico sano, ese joven universitario de medicina romántico, que regalaba rosas y peluches a mis enamoraditas. Pero desde que te conocí, mi vida cambió. Me volví podrido. Empecé a ver a las mujeres con otros ojos, sacaba la lengüita y pateaba debajo de la mesa. ‘Chotillo -le dijo Pancho bien serio y tomando un vaso de ron-, te veo nervioso, confundido. De viejo no vas a aprender a trampear, ese es tu error. Te escueleo, pero es en vano porque el tramposo es como esos cazadores de la sabana africana, apuntan bien, miden sus pasos, no se regalan, no hacen bulla, apenas respiran. Tienes que diferenciar bien la calle de la casa. Solo los sonsos se enamoran en ‘Barranco bar’. No seas malo. Aprende bien mi ‘Diccionario de la Real Academia de la Tramposería’, al que le he hecho varios añadidos para estos tiempos de Facebook, Twitter y tanta vainas más.

JUGUETE: Muñeca, actriz que llora y te dice ‘te amo’ sin sentirlo. Se enamoran todas las semanas y su frase preferida es ‘lo que no fue en tu año, no me hace daño’.

CHARLIES: Buena pinta, bien al ropero, perfume, whisky etiqueta dorada y no trabajan. Fijo que andan en malos pasos.

LARGADORES: Venenosos que te tiran en cancha para sacar provecho de algo. Malos con su boca.

VAMOS A LA 11: Acompáñame a latear, hazme la taba.

TÍRAME LA BOYA: Una ayuda, propina, un centro.

PULSEADOR: Esos esperan que te vayas al baño para ‘tirarle maicito’ a tu pareja. Le miran el trasero y se pudren.

MÁQUINA: Pistola, ‘fierro’, revolver, Uzi.

Chotillo, dijo Pancho, el hombre debe tener el corazón de piedra en la calle”. Pucha, esos consejos de Pancholón son muy machistas. Me voy, cuídense.

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