Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un poderoso sancochado con carne de res, pollo, choclo, papa, col y un choricito que le da un rico sabor. Para bajar la grasita, se pidió una taza de anís calentito. “María, la tecnología avanza y hace mucho más simple nuestra vida. Allí tienes la Internet y las , que nos permiten conocer en tiempo real lo que sucede en el Perú y el mundo, además de darnos información de todo tipo. Para nosotros, los hombres de prensa, es de mucha ayuda. 

Sin embargo, a veces puede ser un arma de doble filo, especialmente para las personas que ventilan su vida privada en el ciberespacio. Pueden ser muy románticos y escribir frases o poemitas de amor a sus parejas, pero hay quienes publican todo lo que hacen, hasta cuando se van al baño. Otros ponen fotos de sus viajes y, haciendo alarde, comentan que están fuera del país. También cuentan que están saliendo del banco o si van a pagar o cobrar una deuda. Grave error, pues toda esta información es ‘carnecita’ de los delincuentes, quienes están como aves de rapiña en Internet para enterarse de la vida ajena. Ahora, las bandas siguen a sus potenciales víctimas, les toman fotos y hasta filman para conocer sus rutinas y con quiénes viven, si están pensando en entrar a sus casas para hacer ‘mudanza’.

Recuerden, mientras más detalles compartan en Internet, sobre todo en las redes sociales como Facebook y Twitter, mayores serán las posibilidades de estar en la mira de los delincuentes. Toda la información que podamos poner puede dar pie a extorsiones, acosos, violación a la privacidad, usurpación de perfil, robo de identidad y muchos delitos más. Aquí algunos consejos de los especialistas: 

No coloquen datos valiosos sobre su persona, fecha completa de nacimiento, dirección exacta de su casa, lugares que frecuentan, centro de trabajo y cargo que ocupa, entre otros.

No compartan información personal con nadie. No publiquen nada de lo que puedan arrepentirse: fotos íntimas, confidencias, insultos, datos privados o contraseñas. 

Cuando les pidan confirmar una solicitud de amistad, fíjense bien en quién la pide. 

Los estafadores no descansan. Estos miserables ‘trabajan’ día y noche rompiéndose la cabeza para lograr la manera de estafar a gente honrada. Estos individuos tienen entre sus víctimas preferidas a mujeres y ancianos, a quienes no tienen pena de quitarles hasta el último centavo. 

Sospeche si usted recibe un correo con alguna oferta dudosa, o alguien lo llama diciéndole que ganó el premio de la lotería -aunque usted no la haya jugado-, o le diga que tiene un jugoso bono por cobrar, pero que debe depositar un porcentaje. Como decía, estos delincuentes saben presionar con frases como ‘el plazo vence en dos horas, así que deposita el dinero ahora o pierdes el premio’. Jamás hay que apresurarse y busque la ayuda de alguien de confianza”. Gary tiene razón. Me voy, cuídense.

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