Mi amigo, el fotógrafo , llegó al restaurante por un rico estofado con carne de osobuco, arroz blanco graneadito y rocotito molido, además de una jarra de emoliente con linaza. “María, la situación de los hospitales públicos es para llorar. Cada día peor. Muchos están hacinados, no cuentan con los equipos básicos y las citas las dan para después de uno o dos meses, cuando la enfermedad ya se ha vuelto incurable o tiene al paciente ambulatorio al borde de la muerte. Se acaba de producir un hecho que retrata esta triste realidad. Una adolescente de 14 años que del hospital de Huaycán, en Ate. Increíble, doloroso e indignante. Según sus familiares, la chica empezó a tener las contracciones y acudió al hospital, pero tuvo que esperar cuatro horas para que la atiendan. La derivaron a emergencia, pero le dijeron que regresara más tarde, pues aún faltaba dilatar. Acompañada de su madre, la joven se dirigió al baño, donde se tiró al suelo de dolor porque la criatura ya estaba naciendo. Dio a luz a una bebita que, felizmente, fue salvada gracias a las pericias de su abuela, quien también estaba presente e hizo de partera al pie del retrete y el tacho de basura.

A través de un comunicado, el hospital de Huaycán aduce que “fue atendida en el área de Emergencia, se le diagnosticó 39 semanas y trabajo de parto en fase latente, por lo que se le indicó que retorne en dos horas para ser reevaluada”. No hay que ser médico para darse cuenta de que considerando ese diagnóstico y, además, que la paciente era una adolescente de 14 años, era preciso monitorear permanentemente su evolución. Eso de que tomó un brebaje, como también indica el comunicado, es relativo. Y si lo hizo fue porque la chica estaba desesperada, pues no tenía a un médico a su lado. La situación de los hospitales es grave, como una enfermedad que empeora y nadie hace nada. Con frecuencia ingresan cámaras de televisión a los nosocomios y han registrado baños sucios o cerrados, equipos oxidados, muebles destartalados, paredes descascaradas por la humedad y los hongos. Se ha detectado este panorama en el Dos de Mayo, en el María Auxiliadora, en el Loayza. Y en provincias muchos médicos siguen operando hasta con taladros y alicates. Sin embargo, la ministra Patricia García, quien ya va a tener un año en el cargo, no da señales de resolver el problema. Parece uno más de los ministros de PPK que, auténticos representantes de la burocracia de escritorio, creen ver la realidad de su sector en la pantalla de su computadora o en fríos cuadros estadísticos. Encima los médicos están en huelga”. Tiene razón mi amigo Gary. Me voy indignada, cuídense.

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