Mi amigo llegó por su pollito a la plancha con papas nativas doradas y su ensaladita de lechuga americana, además de su emoliente tibiecito.

“María, no todos los padres somos iguales y por ello cada uno educa de manera diferente a sus hijos. Tenemos un estilo particular para formarlos en casa y eso depende de nuestra personalidad, costumbres y conducta en la familia, así como de algunas circunstancias que se presentan en la vida. Algunos estilos de padre son más flexibles y otros más duros, pero no todos son necesariamente los más adecuados para determinada situación. La forma de ser de los padres y su relación con sus hijos tienen gran influencia en el comportamiento y el desarrollo emocional de estos últimos. Por ello, es importante observar qué tipo de padres somos para repotenciar las virtudes y corregir los defectos, pues nadie es perfecto.

Aquí te dejo algunos estilos de padre que vale la pena tener en cuenta para ser, cada vez, mejores en esta función, que es una de las más importantes en la vida.

AUTORITARIOS: Imponen y ejercen con rigor el control y la autoridad sobre los hijos. Mandan y ordenan aunque no tengan la razón. Esto puede tener consecuencias negativas, pues puede volverlos deprimidos y vengativos.

SOBREPROTECTORES: Impiden a sus hijos explorar y conocer el mundo por sí mismos. Los protegen tanto que les niegan la oportunidad de aprender a defenderse por ellos mismos. Si los hijos cometen algún error, los padres lo tapan o justifican.

AMIGOS: Buscan colocarse en el mismo nivel que sus hijos, por lo que son muy permisivos y les crean un sentimiento de superioridad. La jerarquía en casa es necesaria, hay que respetarla.

MANIPULADORES: Recurren al chantaje para conseguir que sus hijos hagan lo que ellos desean. Y ellos aplican esta táctica en todas las circunstancias de la vida, lo cual es injusto y perjudicial.

EMPÁTICOS: Se ponen en el lugar de sus hijos y los ayudan a enfrentar el miedo, la tristeza, la rabia u otros sentimientos negativos. Con ello, los ayudan a tener más control sobre sus emociones.

DEMOCRÁTICOS: Tienen una buena comunicación, son cariñosos con sus hijos y poseen un grado de control y de exigencia alto.

DESCOORDINADOS: Padre y madre no se ponen de acuerdo en qué es lo mejor para sus hijos y hasta se contradicen. Esto genera inestabilidad en los niños”. Gary tiene razón. Cada vez debemos ser mejores padres.

Me voy, cuídense.

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