Seño María
Seño María

Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un pescadito frito con arroz bien graneado, papas doradas, ensalada de cebolla y tomate, rocotito molido y un refresco de maracuyá frío. “María, todo el Perú vibró con el histórico triunfo de Perú sobre Paraguay en Asunción. ¡¡Hace 12 años que la selección no ganaba de visita!! Solo obtenía empates y casi siempre derrotas. Por eso, la mayoría de hinchas se conformaba con la igualdad ante los guaraníes. Un puntito, en el siempre complicado ‘Defensores del Chaco’, no sonaba a mal negocio.

Pero los muchachos volvieron a demostrar calidad y, sobre todo, orgullo y coraje. No solo comenzaron empatando un encuentro que iban perdiendo, sino que le dieron vuelta y acabaron goleando 4-1. ¡Increíble! Todos saltamos hasta el techo de felicidad. Me alegré como todos, pero especialmente, por los niños peruanos. Nuestros pequeños casi no han vivido triunfos tan vibrantes como ante los guaraníes. Muchos chicos de siete, ocho o nueve años derramaron lágrimas de felicidad. Ver situaciones como estas marcan a quienes somos padres.

El Perú es un país futbolero y aunque muchos papás eviten hablar y hasta ver a la selección cuando juega, para que sus hijos no sufran por tantos fracasos, lo cierto es que los chicos conversan de fútbol con sus amiguitos del barrio, en el colegio, y así comienzan su romance para siempre con la ‘blanquirroja’. Eso explica por qué la selección es capaz de movilizar a todo el país, sin importar razas, condición social, grado de instrucción, creencias religiosas o políticas.

O por qué mucha gente, de manera inexplicable para algunos, haga cola desde la madrugada para comprar una entrada para ver al ‘equipo de todos’, aunque esté prácticamente eliminado. La ‘blanquirroja’ debe ser una de las pocas cosas que hace que dos extraños se abracen para celebrar un gol. Nos une, nos hace más fuertes. Sentí otra actitud en la gente tras la inesperada goleada a Paraguay. A muchos se les veía más orgullosos de ser peruanos y hasta salían a la calle con la camiseta de Perú.

Por unos momentos, todos nos olvidamos de la subida de los precios del pollo y la leche, de los políticos corruptos, de la inseguridad ciudadana y de lo peligroso que es Donald Trump para los latinos en Estados Unidos. El hincha siente pasión por su equipo y, al saber que es muy complicado clasificar al Mundial de Rusia, solo quiere disfrutar del triunfo. Porque además se ganó a la peruana, jugando bonito, dominando y goleando. ¡Qué más quiere el hincha! El martes chocamos con Brasil, que viene en racha, y ganarle será muy difícil, pero es posible. ¡Los hinchas quieren soñar! Un triunfo provocaría un estallido de felicidad en todo el país, necesario en estos tiempos difíciles”. Gary tiene razón. Me voy, cuídense.

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