Mi amigo, el fotógrafo Gary, vino al restaurante por su pollo al sillao, sopa wantán y, para tomar, limonadita helada. “María, la gente no aprende. Parece como si los 200 mil muertos que nos ha dejado no significaran nada.

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El domingo vi con horror cómo una horda de personas se enfrentaba a los serenos en la Costa Verde, tumbaba las vallas de seguridad y se metía al guerrazo a las playas, sin mostrar su carné de vacunación, como indican las normas para evitar la propagación de la enfermedad.

Después están que ruegan por una cama UCI o sus familiares se amanecen dos días para recargar un balón de oxígeno que les salve la vida y por el que tendrán que pagar hasta 1500 soles.

Es inaudito. Y todo por unas horas tirados en la arena, tomando cervecitas o comiendo ceviche en platos de plástico. La variante ómicron no es broma. Es la cepa más contagiosa de todas. Cada enfermo contagia a trece personas y, si no estás vacunado, puedes terminar en el hospital con ventilación asistida, es decir, conectado a una máquina que reemplaza el trabajo de tus pulmones.

Parece que ya nadie se acuerda de esas terroríficas imágenes de muertitos siendo trasladados en bolsas negras rumbo al cementerio, sin velación de por medio y con apenas un puñado de familiares que los lloren. Hay que tener mucho cuidado.

NUESTRAS VIDAS EN RIESGO

Está bien que estemos hartos de tantas restricciones y encierro, pero están en riesgo nuestras vidas y las de nuestros seres queridos. Todos los días veo en las noticias que países del primer mundo restringen algunos derechos, como el de la reunión o libre tránsito, para que la situación no se desborde.

Asimismo, han vuelto a las exigencias de usar mascarillas en lugares públicos. Las autoridades de China, hace unos días, confinaron una ciudad de ¡doce millones de habitantes! a un encierro obligatorio tras descubrirse un brote del coronavirus.

Como sabes, en Wuhan, en el país que inventó la pólvora, se descubrió el primer caso y desde allí se exportó al mundo. Entonces, los chinos saben cómo es todo esto.

EL GOBIERNO NO NIEGA ACCESO A PLAYAS

El Gobierno no está negando el acceso a las playas, simplemente está pidiendo que si quieres gozar en esas zonas lo hagas vacunado. Porque las vacunas salvan vidas.

Un ejemplo de ello es que más del 90 por ciento de los hospitalizados con el virus son las personas que no tenían ni una sola dosis. Entonces debe haber mayor comprensión y empatía.

El Gobierno no lo hace por fastidiar a la gente, sino, por el contrario, para protegerla”. Pucha, mi amigo Gary tiene razón. Mientras no se vaya la enfermedad hay que cuidarse. Adiós.

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