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Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un picante de carne de res con papa, alverjitas, zanahoria, arrocito blanco y, para tomar, un emoliente calientito.

“María, el aumento de cientos de enfermos por el síndrome de Guillain-Barré, que ya ha matado a por lo menos siete personas, nos obliga a tener más cuidado con la higiene. Aunque se ignora qué lo causa, quienes lo padecen han sufrido previamente males respiratorios o gastrointestinales. La clave está en no sufrir ese tipo de enfermedades. Y la mejor forma de hacerlo es la limpieza. Por eso, algunos consejos prácticos:

Lavarse las manos. Nos libra de numerosas enfermedades y puede salvarnos la vida. Hay que hacerlo antes y después de ir al baño, antes de comer, al llegar de la calle. Se debe hacer con jabón y agua que corra.

Lavar bien los alimentos. Como verduras y frutas. Lávate las manos antes de cocinar.

No comprar comida de la calle que no garantiza higiene. Sobre todo en lugares expuestos a los microbios y el polvo. Fíjate en los alimentos que te ofrecen.

Bajar la tapa del wáter. Al tirar de la cadena, si la tapa está levantada, los gérmenes fecales se esparcen por todo el baño y terminan en nuestra cara y pulmones.

Cambiar la almohada con regularidad. Si una almohada no es lavada en dos años, el 10 por ciento de su peso será de ácaros muertos y sus excrementos.

Limpiar la refrigeradora. Hay que vaciarla y limpiarla completamente dos veces al mes. En el frío se desarrolla la temible listeria, que es mortal.

Congelar alimentos crudos. Si es pescado, elimina el anisakis, parásito que perfora intestinos. Si congelamos carne de res preparada, evita contraer la solitaria.

Mantener separados los utensilios de limpieza. Las esponjas o paños con que se lavan los platos hay que pasarlos por lejía siempre y lavarlos a 60 grados.

No compartir la toalla. Cuando nos pasamos la toalla por el cuerpo, nos pasamos también los microbios. Debe estar seca antes de usarla, pues húmeda es un perfecto medio para el desarrollo de microbios.

Lavar el cepillo de dientes. Se aconseja cambiar el cepillo con regularidad, especialmente después de una gripe u otra enfermedad. Para ahorrar en cepillos, se pueden lavar con detergente y abundante agua.

No dejar los platos sin lavar, pues se formará un terrible caldo de cultivo de microbios. Si no se puede lavarlos, hay que enjuagarlos con agua y gotas de lejía.

Limpiar los objetos diarios. Desinfecta el control remoto del televisor, celulares, interruptores de luz, el botón del timbre de la casa, perillas de puertas, anteojos, bordes de las sillas y otros. En esos lugares se acumulan grandes cantidades de microbios”. Qué buenos consejos. Gary tiene razón. Me voy, cuídense.

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