El fotógrafo Gary llegó al restaurante por unos sabrosos tallarines rojos con una pierna grande de pollo, acompañado de un plato de papita a la huancaína con huevito duro y aceituna. Para calmar la sed, se pidió un té heladito. “María, el libro del reconocido periodista Pedro Salinas, ‘Mitad monjes, mitad soldados’, recoge el impactante testimonio de 30 antiguos integrantes del y relata los abusos físicos, psicológicos y sexuales de los que fueron víctimas, cuando eran menores de edad, a manos de algunos líderes de ese movimiento. 

El Sodalicio de Vida Cristiana es una institución católica peruana fundada hace más de cuatro décadas en Lima por Luis Fernando Figari Rodrigo, quien también es acusado de haber cometido ultrajes sexuales contra adolescentes. Ha sido muy comentado en los medios de comunicación y en las redes sociales la decisión de la fiscal María del Pilar Peralta Ramírez de . La sentencia aduce que ‘no hubo ningún afectado que se acercara a denunciar que haya sido víctima de dichos abusos’, lo cual Pedro Salinas desmiente. 

La fiscal también consideró que el hecho que el Sodalicio haya sido creado hace 40 años lleva a pensar que los delitos ya habrían prescrito, incluso si hubieran sido cometidos. Aquí está lo grave del asunto.

María, a mí me parece que este tipo de delitos, como abusos sexuales a menores de edad, jamás deben prescribir. Esos ‘monstruos’ que dañan para todo la vida a niños y adolescentes merecen cargar toda su vida el martirio de tener que pagar sus culpas hasta que se pudran en el infierno. Aquí me gustaría precisar que este caso, que involucra al líder máximo del Sodalicio, no tiene por qué comprometer a la Iglesia Católica en general. 

Es como si se argumentara que si un soldado viola a una chica, se debe satanizar a todo el Ejército. Pero los casos de pedofilia al interior de cualquier institución religiosa son más graves, pues los agresores utilizan el nombre de Dios para sacar ventaja, como hacer que los padres les confíen a su hijos. Monstruos hay en todos lados, no solo en las instituciones religiosas. 

Pueden ser periodistas, ingenieros, entrenadores de fútbol, militares, médicos, en general merecen todo nuestro repudio. Para mí, y siempre lo he dicho, esas lacras merecen la pena de muerte por malograr para siempre la existencia de pequeños indefensos. Como en nuestro país no hay esa pena, deberían darles cadena perpetua. Porque además, estos abusadores son irrecuperables, nunca van a cambiar para bien y, si quedan libres, seguirán violando. 

Los padres tenemos la responsabilidad de velar por nuestros hijos, no podemos confiarnos en la buena suerte y esperar que no les pase nada. Este mundo está lleno de chacales y, aunque es duro decirlo, muchos están en la propia familia. Es un hecho demostrado por las estadísticas. Un gran número de violaciones sexuales se perpetran en el hogar por familiares como tíos, padrastros, primos y hasta los mismos padres. Nuestros hijos son lo más valioso y cualquier esfuerzo es poco para protegerlos”. Gary tiene razón. Me voy, cuídense.

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