Seño María
Seño María

El fotógrafo Gary llegó al restaurante por su rico cau-cau con arroz blanco graneadito y rocoto molido. También se pidió una jarra de cebada heladita. “María, llegué temprano a la Redacción y me encontré con el gran periodista de policiales: El Sonámbulo.

Estaba tecleando en la computadora con su clásico gabán gris. Es al único que dejan fumar en la Redacción. ‘Gary, estoy recopilando más información sobre el médico acusado de matar a su esposa canadiense y madre de sus dos hijos, que está desaparecida desde el 26 de noviembre del año pasado. Las cámaras del edificio de Grimaldo del Solar, en Miraflores, la filmaron cuando entraba al predio, pero nunca la captaron saliendo.

Solo se ve que el marido saca una bolsota y la arrastra de su departamento al ascensor y de allí al estacionamiento, donde introduce con dificultad esa misteriosa bolsa en la maletera de su carro. ¿Estaba ahí el cuerpo de su esposa? El médico demoró tres días en denunciar la desaparición. Al principio no sospechaban de él. Hizo un buen teatro en la comisaría de Miraflores. ¡No me puede abandonar si tenemos hijos pequeños!, decía.

Pero pasaron las semanas y los padres y hermanos de Kimberlee Kasatkin estaban desesperados, llegaron a Lima y dieron una descripción muy distinta del galeno Christopher Bettocchi. ‘Es un hombre violento. Ella llegó a Lima para llevarse a sus hijos, pues ya no soportaba vivir con él’, señalaron. Para esto, ya con los videos del edificio, donde el esposo saca la mencionada bolsa misteriosa, los detectives estaban seguros de que el esposo era el culpable de la desaparición de la canadiense.

¿Pero... y el cuerpo? Aun los psicópatas más astutos cometen errores. Christopher no se deshizo de las sábanas ni el colchón donde presumiblemente habría matado a su pareja, sino que los regaló. La policía logró recuperar esas evidencias. El luminol es uno de los grandes descubrimientos de la medicina forense. La gran serie policial CSI Nueva York con Gary Sinise o la de Miami con el enigmático Horatio Caine, interpretado por el gran David Caruso, nos muestra cómo con este compuesto se pueden descubrir manchas de sangre que algunos asesinos se esmeran en limpiar con lejía o detergente. Los sabuesos de homicidios descubrieron manchas de sangre no solo en ellas, sino también en el piso, por donde arrastró el cuerpo. Con todas estas pruebas, la policía lo acusó ante la fiscalía del asesinato de su esposa y anoche fue enviado a prisión. Recuerdo el caso del médico monstruo Ángel Valdivia.

Había sido senderista y tenía un consultorio donde practicaba abortos en San Juan de Miraflores. Una agraciada adolescente de 16 años, Maryorie Keiko Bonet, fue a solicitar sus servicios y nunca salió del recinto. El albañil Pedro Mendoza ayudó al médico a cavar un gran hoyo. Ahí metieron el cuerpo de la jovencita, que fue violada por el galeno cuando estaba sedada y al despertar, este la estranguló”. Pucha, el señor Sonámbulo cuenta unas historias terribles. Me voy, cuídense. 

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