Raúl Diez Canseco y Luciana de la Puente conversaron con nosotros. (A. Quintana)
Raúl Diez Canseco

Cuando él nació, gobernaba el Perú José Luis Bustamante y Rivero. A los pocos meses, el general Manuel Odría lo derrocó y se puso fin a una época democrática. Cuando ella abrió por primera vez los ojos al mundo, la selección había clasificado al Mundial de Argentina 1978 y los militares también estaban instalados en el poder. Cuando se conocieron, Alberto Fujimori era prófugo de la justicia y Vladimiro Montesinos ya ‘dormía’ en la Base Naval del Callao. y Luciana de la Fuente protagonizaron un romance del que se dieron muchas versiones, pero que por fin, se animan a contar con la verdad.

Luciana, ¿dejaste al hijo para estar con el papá?

Es una gran mentira.

Es la que a todos nos contaron...
Estaba totalmente libre. Él no le robó la novia a su hijo.

¿Pero tuviste algo con el chico?
Nos conocimos en una academia cuando nos preparábamos para postular a la universidad y a mi esposo me lo presentaron a los 27 años.

¿Por qué entonces los acusaron?
Por morbo, porque tomada la historia desde ese punto de vista, vendía.

¿Te preguntaste si no eran muchos años de diferencia?
La edad es un estado mental.

¿Te dio la espalda la familia?

No, algunas amigas, sí, pero uno ya sabe quién es quién.

Parecía que fue todo preparado...

Se dio de manera natural.

¿Lo más triste?
Nos juzgaron y no entienden que una relación es solo de dos.
Lo que quedó claro es que no llegaste a disfrutar de las riquezas de tu pareja...

Siempre trabajé, me preocupé por estudiar, nadie me regaló nada.
¿Qué títulos lograste?

Estudié Negocios, tengo una maestría en Finanzas, también en Administración de Negocios y doctorado en Nutrición.

A tu edad, cualquier chica podía sentir que se sacó la lotería con este señor...
Él se la sacó conmigo, ja, ja.

¿Lo tienes a dieta?
En mi casa se come sano.

En el censo, ¿quién salió como jefe de familia?
Él dijo yo y en el papel se ve bien.

¿Quién toma las decisiones?
Siempre dice: ‘Acá se hace lo que yo digo cuando mi mujer no está, ja, ja’.

¿Detallista?
No se le escapa nada.

¿Bailarín?
Sale con los audífonos puestos.

¿Cómo es eso?
Suena una canción y él está escuchando otra.

Da la impresión de que nunca gritas...
Cuando mis hijos Ignacio y Cristóbal juegan fútbol, sí.

¿Hablan de trabajo?
Cada uno maneja su agenda y tenemos oficinas separadas.

¿Te gustan las discotecas?
Soy mamá y no me interesa ir de farra.

Como nutricionista, un consejo para la buena alimentación...
Un plato de muchas verduras y comer pescados que quepan en la sartén a la hora de freírse, es lo mejor. Además, son los más baratos.

Los vegetarianos no prueban nada de carne...
Deberían hacerlo de vez en cuando, porque contiene la vitamina B12, esencial para el funcionamiento del cerebro.

Todo lindo, pero ¿algo que corregiste en Raúl?
Cuando lo conocí solo tenía un jean.

¿Algo tecnológico al que lo hayas integrado?
Le enseñé a usar ‘wasap’.

¿Lo que más te genera admiración?
Es un visionario.

Mira atrás y vuelve al presente, ¿qué dirías?
Ya ven que fue amor.

Gracias por estas revelaciones...
A ustedes porque es bueno contar de nosotros y de nuestra historia.

RAÚL: VI MI ENTIERRO ESTANDO VIVO
Raúl viste formal y apoya su espalda en el sillón cuando la escucha. Disfruta, se siente orgulloso con lo que habla su mujer. Hoy todo es sonrisa, pero los momentos duros lo marcaron.

Esta historia empezó con mucho dolor y rabia...
Vi mi entierro estando vivo.

Era inevitable que te den con todo por ser la ex de tu hijo...
Fue una infamia y me mataron, pero cómo es la vida, muchos de los que me atacaron, están presos, olvidados.

¿Eres feliz?
Vivo en paz.

Eso es más difícil...
La felicidad es un instante, no es para siempre.

Tienes 30 años más que tu señora, ¿la ‘pastillita’ ya está en tu mesita de noche?
Tomo muchos medicamentos, pero naturales.

¿Ya no te sirven mucha carne?
Me ha enseñado a comer brócoli.

¿Eso significa?
Que comer bien no es caro.

¿Te aconseja en la ropa?
Soy su maniquí y prueba conmigo lo que debo usar.

¿Qué has aprendido de ella?
La paciencia y reflexión.

¿Celoso?
Debería serlo porque es muy bella, pero no me da motivo.

Asegura que dejó que en el censo te den la categoría de ‘jefe del hogar’...
Me dice: ‘lo tuyo es mío y lo mío, es mío’, ja, ja, ja.

¿Pisado?
No me gusta tomar decisiones importantes en mi vida o de trabajo, sin compartirlo con Luciana.

O sea que lo asumes sin problemas...
Por cuestiones de agenda y horizontes, lo más probable es que ella siga con el camino que nos hemos trazado para nuestra empresa, y yo, por diferencia de edades o que Dios me mande llamar, debo dejar todo.

También me reveló que te enseñó a usar las redes sociales...
En temas de Internet, soy un cero a la izquierda.

Los dos tienen cargos directivos, ¿en casa se sigue comentando de trabajo?
Los teléfonos pasan a segundo lugar y en el almuerzo, nadie se levanta de la mesa hasta que todos terminemos.

¿Quién engríe a los chicos?
Ella y cuando se portan mal, me manda hacer el papel de malo y corregirlos.

Empezamos este dialogo de cómo te quisieron desaparecer, ¿odias a los que te dieron en el suelo?
Fernando Belaunde Terry me aconsejó: ‘No vivas con odio, perdona, pero nunca olvides a los que te traicionaron’.

¿Una vanidad?
Soy de comprar zapatos.

Trece años juntos, no fue el capricho de un tío...
La historia demuestra que no.

Un abrazo...
Muy a gusto con esta charla y felicitaciones a Trome.

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