(Fotos: Allengino Quintana)
Puma Carranza

Por: Miguel Alegre y José 'Huachano' Lara

Esta historia comenzó hace 33 años en un barrio de Los Olivos. Ella, una guapa muchachita que aún no acababa el colegio y a la que llamaban ‘Amparito’ por su voluptuosa figura. Él, una promesa del fútbol al que apodaban ‘Carretilla’ y que terminaría convirtiéndose en ídolo de una de las más grandes hinchadas del Perú. Se conocieron, se enamoraron, se casaron un 27 de marzo de 1991 y después de superar grandes obstáculos y varios terremotos -muchos bajo el ojo público- siguen juntos, como padres, como abuelos, pero sobre todo, como una pareja. Esta es la historia de y Carmen Rodríguez, el ‘Puma’ y la ‘Leona’.

JOSÉ CARRANZA: LOS 8 DE CADA MES LE LLEVABA FLORES, MARIACHIS Y PELUCHES

¿Qué te impactó de Carmen?
Todo. Su alegría era espectacular. La conocí cuando tenía 20 y ella 15, aún estaba en el colegio. Había ido a reforzar a un equipo en el Trébol, en Los Olivos, y la vi. Era grandaza y con un cuerpazo. Imposible no darse cuenta. Le apunté la placa en una, ja, ja, ja. Bromas aparte, ella era de casa, sana.

Te metiste con una menor, te jugaste con la ‘cana’...
Tenía miedo a su papá, era bien grande. Pero arriesgué, siempre fui sincero, quería algo serio. Al final campeoné.

¿Sus papás no te denunciaron?
Me gané tanto al señor que terminó cocinándome, ja, ja, ja.

¿Cómo hacías para conquistarla?

Chapaba mi combi e iba al colegio a recogerla. La llevaba a comer en la carretilla o en una esquina. En esa época no ganaba mucho, recién estaba empezando en el fútbol. Vivía en el estadio ‘Lolo Fernández’.

¿El regalo que más recuerdas?
Al primer año de enamorados le obsequié un carro, un Honda Civic rojo.

¿Detallista?
No hablo mucho, no soy ‘florero’. Pero los 8 de cada mes, que cumplíamos aniversario, le llevaba mariachis, flores y peluches. Soy chapado a la antigua. Le escribía muchas cartas, fueron unas mil. Mi esposa hizo varios libros cuando las juntó todas.

¿Cómo se hace para durar casado tanto tiempo?
Saber manejar las situaciones. Uno pasa por momentos buenos y malos, pero hablando y siendo sinceros se resuelven los problemas. Otra verdad es que el tiempo cura todas las heridas.

¿Qué tan importante es una mujer para el futbolista?
Es muy bueno para la madurez tener un soporte en casa.

¿Tu momento más duro fue cuando los hinchas te recordaban una infidelidad?
A mí nada me ha podido vencer. Soy callejero, vengo de un barrio del Rímac. Siempre sigo para adelante. Lo pasado quedó atrás.

¿Nunca te quebraste?
Todos pasamos momentos complicados y el que diga que no, miente. Nosotros supimos superar esa situación.

¿Qué te gusta de Carmen?
Cocina muy bien. Es la que manda en la casa, la que me guía, da soluciones a cualquier problema.

Tu plato favorito....
Cebiche y frejoles con arroz.

¿Cocinas?
No, solo como, ja, ja, ja.

Alejado del fútbol, ¿a qué te dedicas?

Tengo mi ‘DJC Travel’, una agencia de viajes y turismo, que es una empresa familiar. Soy imagen de Universitario y jefe de deportes de la Región Callao. Por suerte no me falta trabajo, estoy agradecido.

CARMEN: ES BUENO, SIEMPRE SE HA SACADO EL ANCHO POR MÍ Y SUS HIJOS

¿Cuándo empezó su historia?

Estamos juntos desde 1985. Yo estaba en quinto de secundaria.

¿Flechazo instantáneo?

De él sí, yo lo hice sufrir un poco. Una semana ja, ja, ja.

¿Por qué?

Pensaba que no me iba a conquistar, era muy extraño, callado, antisocial. No le gustaba ir a bailar porque decía que lo iban a ver. No vivía nada y por consiguiente, yo tampoco. Así me la pasé una vez que estuvimos juntos, prácticamente encerrada.

¿Tenía buena labia?
Escribía cartas, allí es ‘florerazo’. Todos los días que me visitaba me dejaba una. Lo que quería decirme lo hacía por escrito y eran cosas lindas. Es un poeta.

¿Tus padres lo aprobaron?
No me pusieron peros, había llevado peores ja, ja, ja.

¿Te pidió matrimonio de rodillas?
Me enteré de que me iba a casar porque se lo declaró primero a la prensa. Luego me escribió una carta donde me contaba que iba a venir a la casa con su mamá a pedir la mano, pero nunca me dijo nada en vivo.

¿Qué te decían tus amigas?
Me esperaba todos los días en la puerta del colegio, ya no podía salir mucho con ellas. Recuerdo que hasta me embarcó en el viaje de promoción. Los chicos ya me veían de lejos, porque eran niños juntando su sol para su sánguche, mientras él los menospreciaba porque era mayor, llegaba en su carro y se creía lo máximo.

Cuando empezó a tener fama, ¿te ponías celosa?

Sabía que no me podía poner al nivel de una fan, de una hincha, que yo tenía otra posición. Al contrario, trataba de apoyarlo, ayudarlo a que le vaya bien. Mientras más conocido era, quería decir que estaba haciendo bien las cosas.

Por aquella época comenzaba a hablarse mucho de la vida privada de los futbolistas y aparecían los ‘ampays’. ¿Eso te preocupaba?
Hacían una mala fama tremenda. A veces veía cosas en los periódicos que decían que estuvo en tal sitio y yo decía: ‘Entonces con quién he dormido si está acá a mi costado’.

¿Te afectaba?
No creía en chismes, vivía mi mundo y nada más. El problema no eran solo los celos, sino también que te malograban la imagen.

¿Y él cómo era?
Vivía solo para trabajar y por sus hijos. Siempre en la casa, superhogareño.

¿Ha cambiado?
No. Es como el militar que se retira, pero sigue siéndolo toda su vida. No va a una discoteca porque ya se perdió esa etapa, sigue pensando como un futbolista profesional. Si sale a la calle y le dicen una cervecita o un traguito, dice ‘no porque me tengo que cuidar’, como si siguiera jugando. No sale ni a cumpleaños.

¿Cuál es el secreto para mantener más de 30 años de relación?

Mis padres siempre me aconsejaron algo: Lo que no sea bien castigado, que sea bien callado. Las cosas se ponen en una balanza, pues puede haber personas afectadas por decisiones fuertes. Se evalúa lo bueno y lo malo. Y él siempre gana, porque es un hombre bueno, muy amoroso, se ha sacado el ancho por mí, por los chicos. Ha trabajado duro por nosotros. Si tiene 5 soles, los deja en la casa.

Vivieron muchos terremotos juntos. ¿Cuál fue el momento más complicado?
Cuando estuvimos separados como un año.

¿Cómo retomaron la relación?
Una vez estábamos hasta con abogados y dijimos: doctor, ya no se preocupe, ya nos amistamos. Pero si te amistas, tienes que olvidar de corazón. Si no puedes, entonces mejor chau. No se puede vivir de rencores. Yo soy así, hoy peleamos y al otro día ya no sé por qué estoy molesta.

¿Cuántas veces se separaron?
Tres, la más larga fue la de un año.

¿Allí fue cuando fuiste ampayada?
Estábamos distanciados y él sabía todo, por eso estaba tranquilo. Después, cuando todo el mundo comenzó a hablar cosas y hasta la barra se metió, ahí sí le afectó. Él incluso salió a defenderme, a decir que ya no estábamos juntos, pero nadie quería creer y preferían el morbo.

¿Qué no le perdonarías?

Que no fuera honesto, una mentira.

¿Una infidelidad?
No. Si él lo hace, yo también diría: ‘voy a rehacer mi vida’. Así que si lo va a hacer, mejor que lo haga ahora que todavía tenemos tiempo. Imagínate, enterarte de que te es infiel a los 80 años. Ya no puedes recuperarte.

¿Volvieron porque sus hijos eran pequeños?

No, porque los hijos te necesitan a cualquier hora. Uno no debe mantener una relación por nadie. Yo me he amistado porque soy feliz, porque sigo enamorada. Yo no podría dormir con él solo por mis hijas, mientras ellas duermen contentas con sus maridos.

¿Se equivocaron en manejar esas situaciones en público?
Quizá se falló en hacer como ahora, sacar un comunicado. Pero, por qué tengo que dar explicaciones. Un día me llamaron a decirme que tenían un ampay sobre mí en un café y había estado con mi hermano. Mis mejores amigos son hombres, así que en cualquier momento me pueden ver conversando, pero nunca haciendo nada malo.

La historia de Jose Luis y Carmen es de esas que dibujan un barco en la tempestad, pero que siempre llegan a buen puerto con marineros felices. Porque como dijo el genial dramaturgo inglés William Shakespeare: “El curso del verdadero amor nunca ha corrido sin problemas”.

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