Cuenta que Javier es un hombre maravilloso, pero su matrimonio tuvo sus remezones.
Tula Rodríguez

¿Recuerdas la historia del clic?  hace diez años hizo ‘clic’ con el gerente Javier Carmona y durante este tiempo, ríos de tinta se han escrito sobre su relación, por la que nadie apostaba; sin embargo, ambos han construido un matrimonio que, como otros, tuvo sus remezones, pero sigue firme. Hoy, en la tranquilidad de su hogar, cuenta que el secreto para que su relación funcione es la confianza y darse su propio espacio, pero advierte que no perdonaría una traición.

Acabas de cumplir 10 años de relación con Javier Carmona, ¡qué rápido pasó el tiempo!
Sí. Parece que fue ayer cuando salieron las imágenes del ‘clic’. Ya son 10 años junto a mi esposo y cinco años legalmente casada, porque el día que nos casamos cumplimos cinco años de pareja.

¿Cuál es tu balance de todo este tiempo?

Que el matrimonio no es fácil, pero es hermoso estar unida al hombre con el que decidí compartir el resto de mi vida, y que, gracias a él, tengo a la persona que más amo, que es mi hija. Siempre estamos los tres, pero somos cinco, porque Javier tiene dos hijos que ya están grandes.

Mucha gente no apostaba por tu relación...
Solo mi familia y yo, pero se entendía porque la situación fue muy compleja. No soy ejemplo de nada, pero cuando uno sabe que hace bien las cosas, sientes que puedes alcanzar la madurez con tu pareja y llegar al matrimonio. Disfruto de mi familia con sus ‘rollitos’ y conflictos.

Pero no faltan las ‘bronquitas’...
De todas maneras, pero se nos pasa y ya. No es fácil, pero estamos juntos en esta ruta que Dios nos envió para caminar de la mano.

¿Cuál es el secreto para que una relación no se desgaste?
Mi esposo tiene la libertad de llegar a la hora que crea conveniente y tiene la confianza de que, cuando yo salgo, es porque estoy trabajando. No hay desconfianza, nos damos nuestro espacio y eso es importante. Javier es la cabeza de mi hogar y yo, la columna vertebral.

¿Eres celosa, le revisas el celular?
No, pero también tengo mis cosas, también friego.

Hace poco se especuló que estaban pasando una crisis matrimonial, ¿alguna vez se dijeron ‘hasta aquí nomás’?
Tuvimos momentos fuertes, la crisis es parte del proceso. Cuando estábamos por el séptimo año, hubo un remezón en el matrimonio, pero pasamos el bache y aquí nos tienes, celebrando los 10 años.

¿Perdonarías un engaño?
Creo que no me lo merecería, no sería justo para mí ni para nadie ser traicionada. Me considero una mujer que está a la altura para que no voltee a mirar, si eso (engaño) pasara, sería muy duro, no sería justo.

¿Y Javier tiene las cosas claras?
Lo sabe y está bien advertido.

Eres de carácter fuerte, ¿así eres con Javier?
Soy bien pesada y renegona, él es más callado, pero cuando habla, estampa.

¿La edad ha sido un problema en la relación?
No. Él ya está en base 5 y yo entrando a la base 4, pero todo bien.

¿Javier es hogareño?
Sí. Recuerda que crio solo a sus hijos. Una de sus mejores cualidades es ser un buen papá.

Antes de ser un buen hombre tiene que ser un buen padre...
Así es. Quien ama a su padre y a sus hijos, ama y respeta a la madre. Yo le digo: ‘Trátame como quieres que traten a tu hija más tarde’, porque nuestra hija va a pedir lo mismo y, si no pasa así, mato a mi yerno ja, ja, ja.

¿Te consideras una ‘mamá leona’?
Claro. Valentina es la niña de mis ojos. Quiero criar a una niña independiente, a una dama y señorita que sea capaz de engreírse y cocinar cuando le provoque. No es fácil, pero voy de la mano con mi esposo.

¿Javier ayuda en la cocina?
Eventualmente, pero los domingos prepara el desayuno.

¿Qué te hace perder la paciencia?
Cuando es un poco tosco al decir las cosas, las habla sin anestesia, pero es un hombre maravilloso. Tengo que agradecer a la vida, a Dios y a mi suegra que lo crio para que sea lo que es ahora. Debe haber cometido errores, es un ser humano, no es un dulce de chocolate, pero sí un hombre maravilloso y le doy gracias a la vida de que sea mi compañero y padre de mi hija.

¿Te sacaste la lotería?
Ambos nos sacamos la lotería. Él es el hombre con quien me gustaría terminar el último día de mi vida. Yo le digo: ‘El día que te vayas, quiero ser la última persona que te mire a la cara’, pero él me dice: ‘Qué mala, abusiva eres’ (ríe).

Tiene su chispa...
Sí. Uno lo ve bien puesto, pero tiene su chispa.

¿Cómo te llevas con los hijos de Javier?
Muy bien. Somos una familia bacán.

¿Es cierto que te encontraste con Gisela Valcárcel en las instalaciones de América TV en Pachacámac?
Al trabajar en el canal siempre me voy a cruzar con personas, pero te soy sincera... no ha existido algún encuentro ‘face to face’, pero sé que ha estado en un lugar donde yo me he encontrado.

¿Habría problema si se ven cara a cara?
Deseo de todo corazón que sea inmensamente feliz, que tenga la tranquilidad y paz que dice. Le va superbién con su programa, cada una ha enrumbado y mi deseo es que le vaya bien, porque estoy segura de que desea lo mismo para mí.

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