Aunque la mayor prevalencia se observe entre los 60 y 80 años, no hay una edad específica para sufrir un infarto o un paro cardíaco, ya que este le puede ocurrir a cualquiera y hasta a aquellas que parecen gozar de buena salud.

El doctor Renzo Barbini, cardiólogo de Sanna Clínica San Borja, explica que el ocurre cuando el corazón repentinamente deja de latir, ocasionando que la sangre no llegue al cerebro ni al resto del cuerpo. Se debe tener siempre presente que un paro cardíaco es una emergencia médica, ya que de no tratarse en unos cuantos minutos generalmente provoca la muerte.

“El paro cardíaco no tiene síntomas. El paciente de golpe pierde conocimiento y necesita de reanimación pronta. El infarto del miocardio, sin embargo, se caracteriza por un dolor retro-esternal de fuerte intensidad que se puede irradiar al brazo izquierdo, a veces a la mandíbula al cuello y puede estar acompañado de sudoración fría, nausea y a veces vómito”, explica el doctor Barbini.

Entre los factores de riesgo que pueden desencadenar un infarto se encuentran sufrir de diabetes, hipertensión arterial, colesterol elevado, obesidad, estrés, tabaquismo, sedentarismo e historia familiar prematura de enfermedad cardiovascular.

Es importante hacerse una prueba de esfuerzo para ver cómo funciona el corazón.

De acuerdo a un registro del INEI, se reporta que el 18.2% de las muertes registradas son debido a causas cardiovasculares y son los costeños quienes presentan con más frecuencia enfermedad isquémica del corazón, esto en relación al tipo de alimentación y al estilo de vida.

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