El “Bombardero” con las historias de los deportistas peruanos
El “Bombardero” con las historias de los deportistas peruanos

Del saque somos carnecita... La firme que soy barrio como Cuevita. En una reunión de confianza, en la casa de un ‘brother’ o con unas flacas, uno se vacila como mela. Se relaja y desestresa. Baila, anima, bromea, hace laberinto y a veces hay algunos que son hasta cargosos, intensos, pero lo pasamos por alto porque es el momento de la joda. El tema es que ahora hay que tener cuidado porque todo se sube a las redes en vivo y, si hiciste una mueca, juego de luces, tienes dos pies izquierdos o cualquier detalle, queda grabado. La gente lo utiliza para bien o para hacerte puré. En lo que no puedo defender a ‘Aladino’ es a la hora de orinar en la calle. Se le fue la lancha. Y un datito más, a las chicas les gustan los que paran trago. No los ‘pollos’ ni ‘tumba la fiesta’. Sí, señores...

Hay un runrún de que la ‘Culebra’ se portó con una chibolita con discapacidad. Cuando le pidieron apoyo, no se hizo de rogar y en una se apuntó para decir presente. Tiene muy buen corazón, no es la primera vez. Lo que hace falta es que se porte en la cancha, donde está en deuda. Curuju...

Por si acaso, me cuentan que el ‘clon’ de un troncazo que vino desde Uruguay a un club al final de la Javier Prado y ahora solo mira los partidos desde la banca, anda muy seguido por Larcomar, exactamente en un local donde una rubia de caderas impresionantes y cintura pequeñita ofrece ropa ‘ficha’. La espera y al final, la acompaña con rumbo desconocido. Provecho...

Me pasan la voz de que una blanca miraflorina viaja muy seguido a Huánuco. Todavía no me dicen exactamente a quién visita, pero todo indica que es a un colombiano que antes estuvo en un club grande. Hace algunos años, ambos se encontraban caleta por la avenida Benavides, en un casino. Por ahora lo dejo ahí...

Dizque el exvolante de bigotitos, que lloró en todas sus despedidas, terminó mal con una cuarentona de San Roque. Parece que las cosas se complicaron porque prometió abrirse y pasaban los meses y nada de nada. Qué palta... Me voy, soy fuga.

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