El Búho hace un análisis del caso Paolo Guerrero.
El Búho

Este sabe muy bien que el destino es implacable. Siempre me rebelaré contra él, como ahora, cuando ha castigado al futbolista peruano que merecía, más que todos, estar en el Mundial de Rusia. ¿Por qué tuvo que hacerle esta siniestra y terrible jugada a un futbolista cuya ejemplar carrera estaba decididamente encaminada a culminarla jugando el máximo torneo del fútbol? Paolo estaba destinado a brillar. En la Eliminatoria, Guerrero demostró que fue fundamental y más desequilibrante que los mismos uruguayos Edinson Cavani y Luisito Suárez. Basta repasar su gol ante Argentina, una pintura con pecho incluido, dejando como una zapatilla a Funes Mori. O el gol del empate ante Uruguay, donde humilló a base de velocidad y potencia a Godín, uno de los mejores zagueros del mundo, que terminó literalmente por los suelos. Con esas imágenes, Paolo llegaba, para la crítica, como uno de los futbolistas que iba a destacar con luz propia, como el egipcio Salah o el francés Griezmann. El destino, como el tiempo, es implacable. Se burla de los humildes mortales. Hay dos personas en el país que debían estar en Rusia, porque se lo ganaron por derecho propio. El narrador deportivo Daniel Peredo, quien transformó el sobrio y modulado relato deportivo en el grito del hincha, con sus frases inolvidables y tribuneras. La voz de Daniel debía gritar los goles de Perú en Rusia. Ningún periodista como él merecía ya tener su pasaje, su reservación de hotel, su acreditación. Pero se fue de este mundo. Una muerte repentina de un hombre sano, que terminaba una ‘pichanguita’ con amigos. Ojalá que grite los goles en el cielo. Ahora sus ternos, sus polos, sus jeans, sus zapatillas y sus corbatas están en manos de los presos del penal de Lurigancho, por una generosa donación de su viuda.

Guerrero, desde el 2006, participa en las durísimas Eliminatorias mundialistas sudamericanas. Soportando golpes arteros, jugando con la cabeza rota como contra Uruguay en Lima. Nunca un apellido puede hacer tanto honor a quien lo lleva. Paolo era el jugador distinto que necesitaba el Perú para lograr la hazaña de clasificar al Mundial. Gracias a él se logró inyectar esa moral y el espíritu para los jugadores más jóvenes. Para los Cueva, Flores, Tapia, Trauco. Era el capitán que precisaba ese barco para llegar al puerto. Ya está todo definido, han golpeado en el alma a un jugador que lo dio todo. Un ejemplo para la niñez, que no entiende por qué Guerrero no jugará en Rusia. Qué dirán los chibolos, que la figurita más cara del álbum Panini no vale. Uno a veces se pone a pensar que en el Perú no puede haber felicidad completa, siempre hay un pero. Clasificamos al Mundial, pero no juega Guerrero. Por fin se construyeron trenes eléctricos, pero se pagaron unas coimas de varios millones de dólares. La frustración nos acompaña en muchas cosas de nuestra vida nacional. Alan García llegó a la Presidencia en su primer mandato con olor a multitudes y terminó con escándalos del BCCI, los aviones Mirage, los dólares MUC y los primeros paquetazos. Paolo se reafirmó en su inocencia. Todo fue un accidente. El TAS le creyó a medias y lo sanciona con catorce meses. ¿Debió apelar?, se pregunta el país. ¿Sus abogados le aconsejaron mal? ¿O vieron en el jugador una fuente para cobrarle un billetón por honorarios? Seguramente, se habla mucho de ello. Este columnista no comparte, pero comprende el dolor y la rabia de ‘Doña Peta’, quien formó a su hijo para el objetivo final, brillar en el Mundial. Estaba a un mes de cumplirse el sueño. Ahora solo queda desagraviar al jugador. El Perú deportivo le debe muchísimo y nadie más que él sufre el castigo, que también es un castigo para todo el país. Ahora más que nunca la ‘Foquita’ Farfán, su ‘hermano’, debe asumir el liderazgo. Renato Tapia, Ramos, Rodríguez, Gallese, Carrillo, deben erigirse en líderes. Argentina sin Messi no es absolutamente nada. Perú sin Guerrero pierde muchísimo, es innegable, pero la selección funciona como un equipo. Lo demostró ante Nueva Zelanda, Croacia e Islandia. Claro, el Mundial es diferente. Este columnista solo le puede decir de todo corazón: ¡Gracias, Paolo! ¡Fuerza para estos meses de para obligatoria! Todavía le aguarda la próxima Copa América y de allí Dios dirá. Gracias a ‘Doña Peta’ Gonzales. Con ella también el destino ha sido cruel. En el 87 su hermano José ‘Caíco’ Gonzales Ganoza falleció en el accidente del Fokker con el equipo aliancista. Hoy ‘le cortaron las piernas a su hijo’. Pero ella es una mujer fuerte y sabrá apoyar a Paolo en este terrible trance. La selección es la única que puede cobrarse una revancha, porque en Suiza nos hicieron una reverenda WADA. Apago el televisor.

tags relacionadas

NOTICIAS SUGERIDAS

Contenido GEC