Este Búho prefiere alejarse de los turbulentas aguas de nuestra política. Cuando se trata de televisión, no dejo de sorprenderme con los cambios que experimenta la pantalla chica. Mi hijita, al igual que sus amigas de colegio, es fanática de la serie ‘Soy Luna’, dirigida a niños y adolecentes y producida por la televisión argentina, en alianza con Disney Channel

Millones de púberes de casi todo el mundo, gracias al canal de Disney y , chicos de Latinoamérica, Estados Unidos y toda Europa se han enganchado. Hasta países remotos como Groenlandia o Islas Feroe están pegados a la producción, que ya lleva dos temporadas y cuya trama tiene que ver con los patines. 

Pero no con los modernos de ruedas en una fila, sino los clásicos, como los que usó Linda Blair en la ochentera ‘Roller Boogie’, con cuatro ruedas y freno en la punta del pie. Recuerdo que a inicios de esa década, se dio una verdadera fiebre del patinaje y este columnista, a sus dieciocho años, se iba de San Marcos a la Feria del Hogar, con mi pata de Magdalena, ‘Lalo’ Bazán, y su mancha: Zombie, Minino, Colcha y Fabio. Allí había una pista de patinaje y otra en la avenida Pardo. Eran tiempos de locura, pero se trataba un fenómeno más juvenil. La Blair tenía más de veinte años cuando actuó en el filme.

El caso de ‘Soy Luna’ es diferente. Los protagonistas son adolecentes, de primero o segundo de media, pero su gran público son niños que están llegando a la adolescencia. Hay una diferencia entre esta producción y las anteriores del género para niños y adolescentes. Por ejemplo, la recordada ‘Papito Corazón’, protagonizada por Andrea del Boca, ‘Pinina’, tenía como argumento que la bandida escolar quería que su papá viudo se enamorara de su profesora, ¡que todavía era novicia! O en el caso de la inolvidable telenovela peruana ‘Carmín’, con Patricia Pereyra, las chicas de quinto de media de un colegio estaban enamoradas de su profesor, interpretado por Roberto Moll. 

En ‘Soy Luna’ los profesores no existen y los padres tienen una presencia intermitente. Para la mayoría de los protagonistas, salvo en el caso de Luna o Nina, sus padres no aparecen en la serie. Es un mundo totalmente juvenil, con sus lealtades, enconos y emboscadas, todo con tal de ganar el concurso de patines o estar con el chico o la chica más popular del colegio. 

Demás está decir que Luna Valente, caracterizada por la actriz mexicana Karol Sevilla, es una chica buena, de gran corazón y que tuvo que dejar su entrañable pueblito frente al mar de México para llegar a una gran ciudad como Buenos Aires junto con sus padres, que son una pareja sencilla que entró a trabajar en el servicio doméstico de un gran casa. Allí vive Ámbar, una belleza rubia y presumida (interpretada por la argentina Valentina Zenere), con quien Luna no solo disputa el reinado del roller, sino también al galán de la serie, Mateo (Ruggiero Pascuarelli). 

La mejor amiga de la protagonista y su leal confidente es Nina Simonetti, la típica chica de lentes, inteligente y que pasa desapercibida en popularidad, pero nadie imagina que ella escribe el blog más influyente y leído de todo el colegio, con el seudónimo de ‘Felicity’. La mayoría está enamorado de la autora, sin saber que es la introvertida Nina. Porque si algo diferencia a esta serie de las de antes, es que reinan las redes sociales. Las chicas tienen sus propios programas en video, que son transmitidos a los smartphones de todos los alumnos. 

Si te quieren humillar por ese medio, te fregaste. Pero también sirve para hacer cosas positivas, como sucede en general con las redes. Otro factor que caracteriza la serie es su música. Sus canciones brillan entre la niñez y juventud, que las bajan por Internet. Me sorprendió escuchar cantar a mi hijita en la ducha el tema de Soda Stereo ‘Prófugos’. Me emocioné y me dije ‘qué buen gusto’. Cuando le pregunté quién le prestó el CD, me dijo que esa canción era de ‘Soy Luna’ y la cantan Ámbar y Mateo. 

También hay covers de los Auténticos Decadentes (Yo no sé lo que me pasa cuando estoy con vos). Un verdadero fenómeno visual y musical, al igual que en prensa. Basta con darse una vuelta por todos los quioscos y periódicos para ver el tremendo rostro sonriente de Luna en su álbum y CD musical. Una serie sana en estos tiempos tan violentos y chocantes. Apago el televisor.

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