La falta de incubadoras ocasionó la muerte de 30 bebés en el Hospital Regional de Lambayeque. (Andina)
La falta de incubadoras ocasionó la muerte de 30 bebés en el Hospital Regional de Lambayeque. (Andina)

Este Búho no puede ocultar su indignación. Por Dios, ¿en qué país vivimos? La noticia nos debe horrorizar: ¡¡treinta recién nacidos han muerto en el hospital de Lambayeque!! porque no se compraron las incubadoras en el servicio de Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) y el servicio de emergencias de neonatología. O sea que los bebitos que pudieran llegar al mundo con cualquier complicación y, obligatoriamente necesitaran ser trasladados de inmediato a la incubadora, al no contar con ellas este nosocomio del Estado los estaba condenando a una muerte segura. Wilfredo Gamonal, médico de ese hospital, dijo que cinco niños al mes han muerto de enero a agosto por esta alucinante carencia.

El Ministerio Público ya inició las investigaciones para identificar a los responsables por el delito de omisión de funciones. ¿Por qué el Gobierno Regional no destinó a tiempo la partida para adquirir las incubadoras y los respiradores artificiales? ¡¡Recién se van a comprar cuando ya se difundió la noticia de este terrible caso que tiene claros responsables!!

Y en hospitales de otros lugares, como en La Libertad, Huancayo y Arequipa también se han registrado decenas de bebés muertos. Este columnista se indigna al observar cómo se dilapidan los fondos públicos en grandes agasajos que hacen las regiones a su personal por Fiestas Patrias, los sindicatos de servidores públicos, como el Congreso, lo primero que se aseguran es que en Navidad les entreguen costosas canastas, mientras en los hospitales públicos ¡¡no hay incubadoras para los recién nacidos!!

¿Qué hacen los congresistas de Lambayeque como Héctor Becerril o Javier Velásquez Quesquén en la semana de representación de su departamento? En vez de estar pensando en maquinar la vacancia presidencial y así atornillarse hasta el 2021 en su escaño, deberían preocuparse por este tipo de mortales carencias. Es inaudito, a ‘Sipán’ y Becerril debería darles vergüenza salir en los programas de TV solo para enfrentarse al Ejecutivo. Pero no solamente estos políticos obstruccionistas son responsables de darles la espalda al ciudadano.

Hace tiempo que desde esta columna venimos refregándole al mandatario Martín Vizcarra que gobernar no solo es emprender una lucha saludable contra la corrupción. Hay gravísimos problemas en ministerios claves: Salud, Educación, Agricultura, Energía y Minas, Ambiente, por citar algunos. Pero no se ve que el premier Salvador del Solar esté preocupado por meterse de lleno a empujar los coches de sus ministros, pues más está empecinado en su quijotesca lucha contra la oposición fujiaprista, en sus reformas políticas y el adelanto de elecciones.

Definitivamente la mal llamada ‘clase política’ toda, tanto Ejecutivo, oposición, autoridades regionales, violentistas, políticos que oportunistamente se ponen en el balcón y están por la ‘sombrita’, le están dando peligrosamente la espalda al pueblo que ya está harto de todos ellos. Que el adelanto de elecciones propuesto por Vizcarra tenga amplio apoyo popular es porque la mayoría del país quiere que se vayan todos.

Sentí asco cuando Leo Pinheiro, el exmandamás de OAS, confiesa al fiscal Carlos Puma Quispe que ‘acepté pagar coimas de 6 o 7 millones de dólares a José Miguel Castro’, gerente municipal de Susana Villarán, a cambio de que se aumente abusivamente el cobro del peaje, en perjuicio de millones de usuarios limeños.

Cuando asistimos al desfile de investigaciones por corrupción y hasta cárcel, desde Alejandro Toledo, Alan García, Ollanta Humala y PPK, nos sentimos como ese inolvidable personaje de la película ‘Poder que mata’ (Network). En esa cinta de Sidney Lumet, ganadora del Oscar, un veterano conductor estrella del noticiero, Howard Beale (extraordinario Peter Finch), es despedido y anuncia que se suicidará en vivo ante cámaras. La emisora, temerosa, le ofrece que se despida al aire, a lo que Bale aprovecha para mandarse un discurso contra la corrupción, las trampas de los políticos tradicionales, lo explotadoras que resultaban las grandes corporaciones, la indigencia que crece en las grandes urbes. Y también invoca al público , que lo ve a nivel nacional, que si están de acuerdo salgan a la ventana y griten como él: ¡¡Estoy harto y no voy a soportarlo más!!

Increíblemente, en esa noche lluviosa, miles de televidentes en todos los Estados Unidos salen a sus ventanas a gritar la arenga de Howard. El rating se elevó por las nubes, ya no lo botaron y le dieron un nuevo programa. Así se siente este columnista cuando lee que en Lambayeque murieron treinta bebitos por no comprar equipos habiendo presupuesto. Pobre Perú. Apago el televisor.

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