Este por el ‘Día de los Muertos’, volvió a conectarse con las series de Netflix, de las que estaba un poco alejado. No había visto la tercera temporada de la extraordinaria: (‘Cosas Extrañas’). Esta me produce sentimientos encontrados. Es que los chibolos están creciendo y los guionistas tenían que ver que el grupo unido ya culminó y todo por culpa de ¡las mujeres! Es así que en esta nueva temporada existe una división y, por consiguiente, hay subhistorias. También la trama se vuelve más evidente, con monstruos tipo Alien. No puedo hacer spoilers, pero la serie me sigue cautivando. Porque ahora hasta Winona Ryder tiene un papel más protagónico y coquetea con el sheriff del pueblo.

La historia de ‘Stranger Things’ definitivamente rinde homenaje al cine de nuestra adolescencia, de la década de los 80. Por algo está ambientada en un pueblecito de Indiana (Estados Unidos) en 1983, con toda la tecnología ‘rudimentaria’ de esa época. Los cuatro niños héroes la serie no tienen celular y se comunican felices con ‘walkie-talkie’.

Por el antiguo estéreo se escuchan canciones emblemáticas de la década, como ‘Should I Stay or Should I Go’, de The Clash. Para mí, los creadores de la serie, los hermanos Matt y Ross Duffer, hacen homenaje a ese entrañable cine fantástico protagonizado por niños, como ‘ET’, de Spielberg; la inolvidable ‘Cuenta conmigo’ (‘Stand by Me’), de Rob Reiner; ‘Los Gonnies’; o la más reciente, ‘Super 8’ de J.J. Abrams.

Pero ‘Stranger Things’ también tiene de cine adolescente de John Hugues, con ‘La chica de rosa’, por los romances en la preparatoria, o terroríficas de David Cronenberg, como ‘Scanners’ (‘Mentes destructoras’).

En literatura, puede ser un merecido homenaje al prolífico escritor Stephen King.

El argumento central de ‘Stranger Things’ de la primera temporada era el siguiente: en un pueblecito tranquilo, donde los pocos habitantes se conocen entre sí, hay una misteriosa planta propiedad del gobierno, fuertemente cercada. Ni bien se inicia la serie, un científico es perseguido por una extraña criatura que lo devora. En otra escena, cuatro niños juegan a ‘Calabozos y dragones’ hasta las 8 de la noche. Tres se van a su casa en los Ferrari de la niñez de los 80: la bicicleta. ‘Will’, el menor del grupo, es perseguido por una extraña criatura, presumiblemente la ‘cosa’ salida del misterioso laboratorio. Lo cerca en su casa y el niño desaparece. Su madre, una increíble Winona Ryder en el papel de una mujer abandonada por su marido, divorciada, nerviosa y fumadora compulsiva, lleva toda la carga emocional de la serie porque busca desesperadamente a su hijo y termina convencida de que no está muerto, que él puede comunicarse con ella por intermedio de la electricidad.

Paralelamente, un grupo de científicos encabezados por el doctor Brenner (siniestro Matthew Modine) llega a la planta a verificar los daños y comprueba que también ha huido una niña. Esa niña es ‘Once’ (Eleven), que anda descalza y rapada. Los sicarios del gobierno están dispuestos hasta a matar con tal de encontrarla. Pero ella se juntará con los tres entrañables amiguitos de ‘Will’, el niño desaparecido, y juntos emprenden su búsqueda enfrentando una serie de peligros. La niña tiene poderes de telequinesis y es un arma letal.

Resulta cálida esa ambientación de la Norteamérica en ‘Stranger Things’, de películas como ‘Gremlins’ y ‘El joven manos de tijera’, de casas junto a bosques, ríos, nieve, lluvia y misterio. Allí familias típicas, chicas de preparatoria enamoradas del galán del colegio, madres jefes de familia y papás que leen el diario y ven televisión, nos remontan a nuestra inocente niñez.

‘Stranger Things’ tomó de muchas películas de terror emblemáticas de los 80, como ‘Poltergeist’, escenas como el ‘Will’ perdido en otra dimensión, que se pone en contacto con su madre. Los creadores pensaron en brindarnos solo una temporada y luego una especial como final. Pero tanto fue el reclamo de los fanáticos en las redes, que no solo hicieron una segunda y tercera temporada, sino que los hermanos Duffer anuncian una cuarta temporada. Estaremos expectantes.

Apago el televisor.

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