Este Búho no pudo dejar de estremecerse con la noticia que remeció los cables la noche del sábado. A las ocho y treinta, el bullicioso y bohemio barrio de Chelsea, en Manhattan, cerca al mítico ‘Chelsea Hotel’, el ‘telo’ de las estrellas, de los famosos rockeros de las décadas de los sesenta y setenta y que inmortalizara una entrañable canción del canadiense Leonard Cohen, . Un potente artefacto explosivo transformó la alegría en terror. El gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, se apresuró en aclarar: ‘Fue una bomba, pero no tiene nada que ver con el terrorismo internacional’.

Igualmente, el alcalde la ‘Gran Manzana’, Bill de Blasio, tampoco perdió tiempo para señalar que no había conexiones ‘con el terrorismo internacional’. Pero los medios de comunicación independientes dijeron lo contrario. Aseguraron que no era casualidad que estos ataques, porque no fue uno solo, se hayan producido a pocos días de haberse cumplido quince años de los salvajes atentados terroristas del grupo Al Qaeda, que estrelló dos aviones comerciales contra las Torres Gemelas de Nueva York, en el más grande acto terrorista de la historia, que dejó más de tres mil muertos.

Que los políticos, como el gobernador y el burgomaestre, hayan querido minimizar estos ataques me parece que es como querer tapar el sol con un dedo. En Minnesota, un terrorista con arma blanca hirió a nueve personas. Mientras los acuchillaba, gritaba ‘Alá’. No es casual que los atentados se hayan centrado en Nueva York. La 71 Asamblea General de las Naciones Unidas comienza hoy y nuestro presidente Pedro Pablo Kuczynski estará allí junto a otros líderes mundiales, incluido el primer mandatario de , Barack Obama. Por esta razón, las autoridades norteamericanas quieren poner paños fríos a la situación, y dan gracias a la providencia porque ninguna víctima murió, pero están en estado de alerta máxima.

Cuando observé las imágenes del terror en Nueva York, no pude dejar de recordar una película que vi por cable hace pocos días, ‘Duro de matar 3’, con Bruce Willis como John McClane, el duro policía de Nueva York que se enfrenta al sanguinario terrorista Simon Gruber (Jeremy Irons). Justamente, el terruco pone una bomba en un supermercado de Manhattan. La escena es espectacular. Se ve cómo vuelan los automóviles y se destruye el edificio. El terrorista llama a la policía y dice que ha puesto una bomba en un colegio de niños. Solo revelará el lugar donde está colocado el explosivo de relojería al policía John McClane.

El héroe de las dos primeras sagas ahora es un agente que se tiró al abandono y toma trago desde que se separó de su guapa y exitosa esposa. El terrorista es el hermano mayor del subversivo al que McClane eliminó en la primera versión de ‘Duro de matar’, en la inolvidable Torre Nakatomi. Pero las intenciones del siniestro Gruber son otras, pues quiere robar todo el oro que está en la bóveda del Banco Federal en Nueva York. Pero si hay que hablar de una película que tenga que ver con los atentados del 11 de Setiembre, debemos referirnos a ‘Vuelo 93’, dirigida por Paul Greengrass. Trata sobre la única nave secuestrada por los terroristas de Al Qaeda que no llegó a su destino. Se dice que este era la Casa Blanca o la residencia presidencial de Camp David.

El asunto es que los pasajeros, por sus celulares, llegan a enterarse que habían secuestrado aviones que estrellaron contra las Torres Gemelas. Por eso ofrecieron resistencia a los cuatro terroristas que se apoderaron del avión tras matar al piloto y al copiloto. Según el filme, gracias a la valerosa acción de los pasajeros, el vuelo 93 de United Airlines no se estrelló en la Casa Blanca. Quince años después de la pesadilla de esos ataques, Estados Unidos, sobre todo Nueva York, sigue bajo la terrible amenaza de fanáticos yihadistas que solo piensan en matar. Apago el televisor.

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