Edgar Paz
Edgar Paz

El fotógrafo Gary llegó al restaurante por sus tallarines al pesto con su churrasco a la inglesa encima, queso parmesano y una jarrita de agua de carambola. “María, me sorprendió la captura, en México, de Edgar Paz Ravines, uno de los dueños de la discoteca ‘Utopía’, donde hace dieciséis años se produjo un incendio en el que murieron 29 jóvenes en la discoteca considerada la más exclusiva de Lima y la fiesta que allí se realizaba, llamada ‘Zoo’, era la más ‘buscadita’.

Los dueños del local Alan Azizollahoff, Edgar Paz, junto a su gerente Percy North, prepararon una celebración donde se incluía la presencia de un león y un tigre enjaulados, alquilados de un circo vecino, además de una barra con un barman (Roberto Ferreyros) que preparaba los exóticos tragos jugando con fuego.

Todo hubiese sido perfecto, sino fuera porque pese al carácter exclusivo y al costo altísimo de las membresías, la discoteca del Jockey Plaza ‘no tenía ni permiso de funcionamiento, ni las más mínimas condiciones de seguridad como puertas de escape o extintores’. Nada de eso funcionó cuando una chispa de fuego, arrojada por el barman en una de sus piruetas, chocó con el techo inflamable y este inmediatamente comenzó a arder y en segundos todas las estructuras comenzaron a prenderse.

La tragedia enlutó a 29 familias que, como no podía ser de otra manera, exigieron que los responsables pagaran con la cárcel sus culpas. Aquí vino lo escandaloso. El poder económico de Azizollahoff y Paz hicieron que la justicia solo comprendiera en el delito a North, el gerente, y al pobre barman que solo cumplía con la chamba que le mandaron. Los dos terminaron en la cárcel. Pero, increíblemente, dejaban fuera de la acusación a los verdaderos responsables, los dueños. Estos huyeron del país y se fueron a vivir a Estados Unidos y México, donde tenían negocios.

Los deudos, comandados por el doctor Luis Delgado Aparicio Porta, ‘Saravá’, que había perdido a su hija, Verónica, batallaron incansablemente para que los prófugos fueran enjuiciados. Tuvieron que esperar ¡¡12 años!! para que, en 2014, un juez dicte cuatro años de prisión efectiva parea Paz y Azizollahoff. Una condena irrisoria, pero los sentenciados se zurraron en la ley. Más bien comenzaron a aparecer algunas informaciones donde los ponían como víctimas.

Un padre de una de las víctimas gritó indignado en una audiencia: ‘¡En vez de pagar un platal a empresas de imagen, para que les limpien la cara, que paguen las reparaciones civiles!’. El drama de los padres se reflejó en la desgarradora película: ‘Utopía’. Con la captura de Paz, los chicos fallecidos tendrán algún reposo, pero no descansarán en paz hasta que Azizollahoff también sea capturado y vaya a la cárcel por homicidio culposo en agravio de 29 jóvenes inocentes”. Pucha, mi amigo Gary tiene razón. Me voy impresionada. Cuídense. 

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